Hemos Comido…en Casa Frutos, en Vega de Pas, una de las tres Villas Pasiegas.
Tras la primera nevada de este año tocó paseo por la provincia y final de camino en Vega. A lo largo del camino pude observar como los ganaderos recogían su ganado para protegerlo de futuras nevadas, en la foto de abajo, las vacas siguen al coche supongo que en busca de refugio.
Llegué justo a primera hora, nada más abrir el comedor. Siempre ha sido famoso por el cocido montañés, sus asados de cabrito o lechazo y la conocida internacionalmente como postre pasiego por excelencia, la quesada.
Por cierto, a la entrada del comedor estaban esperando unas cuantas recién hechas a que alguno de los clientes las tomara.
Ha habido una reforma o añadido, la verdad es que no me acuerdo muy bien, la última vez fue hace bastante, pero el nuevo aspecto del comedor es de lo más rustico, muy bonito y acorde con el entorno.
De entrante unos pasteles de pescado, bonito y cabracho, por ciento bastante buenos y una buena cantidad para ser un aperitivo, no pude acabarlo todo.
De primero una elaboración muy clásica de la zona, alubias con chorizo. Mantequilla, que se dice por mi tierra, muy bien hechas. Si tiene fama el cocido montañés del lugar estas alubias no desmerecen, es más, son de las mejores que últimamente he probado, finas y sabrosas, con un buen caldo bien ligado y con un fondo de verduras. Muy buenas y recomendables.
De segundo lechazo asado. Me advirtieron que era del día anterior, del domingo ya que era lunes y les dije que en un principio no había problema y la verdad es que mereció la pena. Muy bueno, nada de resabor y acompañado de una bien aliñada ensalada, potente de vinagre y sal como me gusta para acompañar a un asado.
Me habían gustado un montón las alubias y me había tomado un par de platos, así que llegué al lechazo bastante lleno, de hecho me costó bastante terminarlo.
De postre tuve que dejar de lado la ineludible quesada y sustituirla por un café.
La cuenta resultó de lo más contenida, así que con el estómago y el bolsillo contento emprendí el viaje de vuelta a Santander. Casa Frutos, merece la pena el paseo.