Hemos Comido…en Melly, todos los años nos deleita con estas jornadas del calçot o Calçotadas, a un buen precio que es lo habitual del lugar.
Marzo 2018. Y por supuesto procuro no perdérmelo ningún año, los çalcots me gustan mucho y solo están disponibles en esta época. Me gusta su sabor y la parafernalia que los adorna, el babero, comer con la manos, etc. Este a caballo entre la cebolla y el puerro resulta muy de mi agrado.
Y la fama del lugar se ha extendido, lleno absoluto y alguno dobló mesa. La foto es de una hora temprana, había gente de otras provincias que se habían acercado a degustar este vegetal. El menú no se reduce a esta elaboración, se complementa con otros segundos, pero de las jornadas tines fijo el calçot y la butifarra.
Comimos con un Viñareda, un Godello de Valdeorras. De color amarillo pajizo, con irisaciones verdosas, aromas afrutados que recuerdan a la manzana, al paladar destaca su suavidad y fluidez combinada con una equilibrada y viva acidez. Expresivo en su delicado, fino y glicérico cuerpo.
Y llegaron los calçots, dos raciones, estaban hechos a la plancha, muy buenos tanto de punto como de calidad, no defraudan.
Una vez terminados los vegetales y con aires muy catalanes, una butifarra acompañada de unas patatas muy muy buenas y la butifarra también, muy bien hecha y sabrosa. La butifarra (del catalán botifarra) es un embutido fresco compuesto de carne picada de cerdo condimentada con sal, pimienta y, a veces, otras especias.
Con los segundos abandonamos la gastronomía catalana y nos tiramos de cabeza a la cántabra. Yo me tomé unos caracoles a la montañesa, en recuerdo de las últimas jornadas Fariña y Caracoles de noviembre del año pasado.
El otro comensal optó por unos bocartes al ajillo. Una elaboración única de este lugar y que está de vicio. El bocarte elaborado de manera similar a las angulas, pero si he de seros sinceros lo prefiero a esta últimas.
De postre quesito fresco con menbrillo.
Crema catalana.