Hemos Comido…en Azabache, a la carrera y menú del día, buscaba un lugar BBB, con aparcamiento y de camino a Torrelavega.
Septiembre 2017. Azabache es un lugar que no me suele dejar indiferente, no soy asiduo pero las veces que he venido siempre he terminado con un buen sabor de boca, buena comida, bien presentada y con un buen precio, lo que suele ser lo habitual en los locales de Marcos González y Rafael González dos socios perfectamente posicionados en el panorama gastronómico cántabro y que destacan por su oferta de calidad.
A la vista del pan que te ponen para un menú del día queda todo claro, casi comes con el pan, tres tipos diferentes y una cestita bien provista. Por cierto, comi a la entrada pues me lo ofrecieron y me gustó la idea, mejor que entrar al comedor, así todo puedes elegir carta, menú o picoteo, cualquiera de las fórmulas posibles en este lugar.
El menú, como podeis ver invita, ensalada, macarrones, marmita y empanadillas de primero. Todo, aún siendo oferta de nombre común, que no lleve a engaño, la ensalada no es la usual de tomate, cebolla y lechuga, los macarrones no son los tradicionales, aunque hace poco el Comidista alababa esta aportación española a la cocina en su artículos la genialidad de los macarrones con chorizo, un twit que desencadenó una auténtica fiebre macarrón-choricista, genial.
La marmita también toma un rumbo distinto al habitual siendo de calamares, mejillones y gambón. Y por último lo que tomé de primero, unas empanadillas rellenas de pulpo y langostinos con salsa americana.
No recuerdo mi última vez, las empanadillas de la abuela; no me pude resistir y fueron mi primer plato. Por supuesto no tenían nada que ver, pero resultaron un magnífico primero, la empanadilla crujiente con un relleno muy acompasado, acompañado de salsa americana. La salsa americana es una salsa hecha con un fumet de mariscos aromatizado con tomates, ajo, cebolla, coñac y vino blanco. Este primero resultó una buena decisión.
Dentro de los segundos no los voy a enumerar todos, pero el que pedí resultó también completamente de mi agrado, es más, era la primera vez que tomaba algo similar, aunque fuese parecido a una lasaña, acompañado de una salsa fruto del guiso de la carne, unos pimientos que no podían estar mejor y unas patatas con un corte atípico, grandes, pochadas y con un golpe final para dorarlas.
De postre un culán de oreo, en la misma linea que la comida.
En fin, una comida gratificante y apetecible, salí del lugar con una amplia sonrisa y con el gusto de que, aún habiendo comido solo, la comida resultara completamente de mi agrado. Un buen y atento servicio y un buen precio cierran el círculo, un lugar para repetir más a menudo.
Por El Mule