Hem,os Comido…en El Trillo, de camino a Madrid, es un lugar cuando menos peculiar. Un típico asador castellano, donde nada más sentarte te ponen una torta de aceite en la mesa, y ciertamente no es un mal comienzo. De tapa, a todo hijo de vecino, unos vinagrillos, pepinillos y aceitunas.
Comencé con una sopa castellana de ajo que estaba buenísima, muy básica pero realmente una sopa de este tipo. Ración generosa servida en barro, muy contento con el primero.
Te preguntan si con el lechazo quieres ensalada, y esta es de las que me gustan: bien cargada de sal y vinagre blanco, con un buen chorretón de aceite de oliva, que le va al lechazo que ni pintao.
De lechazo, 1/8 recién salido del horno que hay a la entrada, jugoso, desgrasado y con la piel crujiente. Una de las maravillas gastronómicas castellanas son los asados.