Villa de Santillana

Hemos Comido…en el restaurante Villa de Santillana, enclavado en el centro de Torrelavega, es uno de los más característicos de esta población cántabra.

El antiguo restaurante, estaba situado en el cruce de Quebrantada, donde en el siglo pasado, las diligencias paraban aquí para recoger viajeros, cambiar caballos y mercancías, lo que propició la aparición de paradores, fondas y casas de comidas.
Una de estas casas de comidas fue este establecimiento, Villa de Santillana, que ha ido evolucionando con la ciudad año tras año, hasta nuestros días. Cambiando de situación original, hoy se encuentran sus instalaciones en la calle Julián Ceballos 11.

Villa de Santillana es uno de los restaurantes más emblemáticos y con más solera de Torrelavega; presenta una cocina clásica y tradicional con sabrosos platos que hacen las delicias de los comensales; entre estas presentaciones destacan: Pimientos naturales con Ventresca de Bonito, Fritura de Morcilla de Burgos con Setas, Almejas finas en salsa verde, Jargo a la plancha, Besugo al horno, Lenguado menier, Merluza «Villa», Chuleta de Ternera de Cantabria a la parrilla, Magret de pato horneado con salsa agridulce y postres como Tarta de hojaldre de Torrelavega o Leche frita.

La última vez que he comido en este local éramos cuatro de celebración, el cumpleaños de uno de nosotros, pedimos de primero hojaldritos de Torrelavega pudding de cangrejo y langostinos y embutidos ibéricos, los hojaldritos a mi me gustaron bastante, el pulpo estaba bueno y el pudding no me gustó nada, es más me resultó insípido, además va acompañado de una salsa rosa a la que tengo cierta manía.

Los ibéricos es algo que nunca pido cuando voy a un restaurante pero mucha gente sí tiene la costumbre de pedirlos pues no lo suelen comer habitualmente, las raciones generosas, pero no me resultaron especialmente buenos (los embutidos), a mi entender, según los otros comensales sí.

De segundo pedimos todos carne, yo entrecot y los demás solomillo, a los demás le gustó bastante el solomillo, el entrecot era bueno y estaba en su punto, lo único que le faltaba algo de reposo a la carne.

De postre todos tomamos tarta de hojaldre de Torrelavega, en la ciudad del Besaya hay que pedir su famoso hojaldre, además la tarta está buenísima. Las raciones en este restaurante son bastante generosas, el precio es ajustado y el servicio bueno.