EL PRIMAVERA añadas 2014, 2013, 2012, 2011, 2010, 2009 y 2008. Por este orden. Viñedos y Bodega Agrícola Labastida.
La cata horizontal
La cata horizontal es una sesión donde se prueban diversos vinos pero de la misma cosecha y de la misma denominación de origen. De esta manera comparamos las distintas elaboraciones de los vinos catados y la calidad de la uva empleada.
Los consejos reguladores de las denominaciones de origen tienen como principal función la de ejercer el control de calidad en las bodegas de una región determinada, para que las botellas que salgan al mercado con la etiqueta que identifica una región, reúna todas las características organolépticas obligatorias y típicas del prestigio de los vinos del lugar (terruño).
Para realizar esta labor, además de exhaustivos controles en el proceso de producción, se realizan catas horizontales de los vinos producidos. La cata horizontal se realiza de forma sistemática con los vinos producidos en cada cuba de fermentación de cada vendimia o añada.
La cata vertical
Si los vinos que se catan son los mismos pero de diferentes cosechas, estaríamos ante una cata vertical.
La cata vertical, por tanto, es la que se aplica a vinos que poseen un denominador común -de una misma región, denominación de origen o de una misma bodega- pero aplicada a distintas añadas. Por ejemplo, en una sesión se puede probar el mismo vino, pero de sus cosechas 1998, 1999, 2000 y 2001…
El objetivo de estas catas es comprobar tanto la calidad de conservación, como la capacidad de evolución de los vinos. Estas catas se suelen complementar con controles químicos y de laboratorio. Suelen ser catas muy rigurosas, técnicas y llevadas a cabo por bodegas, consejos reguladores o grupos de investigación.
La cata
En nuestro caso, un grupo de amigos enamorados del vino, agrupados en la Asociación de Sumilleres de Cantabria, nos juntamos para llevar a cabo una cata vertical. Lo primero el vino a catar.
EL PRIMAVERA añadas 2014, 2013, 2012, 2011, 2010, 2009 y 2008. Por este orden. Viñedos y Bodega Agrícola Labastida.
Es muy curiosa la filosofía de esta Bodega a la hora de hacer sus vinos. Lo primero de todo es la Tierra de donde nace la uva Tempranillo que conforma este vino en concreto. Respeto por el terruño, mimo en su cuidado. Como dice Carlos Fernández, uno de los culpables de esta vertical, propietario con su familia de esta Bodega: “Es nuestro origen, el punto de partida, el lugar del que brota nuestra vida, nuestra casa, nuestras viñas… nuestros vinos.”
Luego en orden de importancia, la Casa. Vista como la Familia, como el hogar donde nacen nuevas ilusiones y grandes vinos.
Y por último sus vinos, el fruto del trabajo bien hecho, el reflejo de su vida y del lugar del que proceden… la tierra.
A continuación buscamos una casa donde estar a gusto compartiendo estos vinos y donde pudiésemos comer de forma armoniosa. Armonía entre vino y comida. Para ello nos fuimos a nuestra segunda casa, al Restaurante Asador El Trébol, en la Calle Inés Diego De Noval, en Cueto, Santander. Cómo nos trataron, mejor que en casa.
EL PRIMAVERA es un vino joven, pensado para consumo rápido, en principio no era para guarda. Uva Tempranillo de sus viñedos más jóvenes en la zona sur de Labastida. Fermentación alcohólica en depósitos de acero inoxidable con un tiempo máximo de 7 días, ligero paso de 4 meses en barrica de roble francés y americano nuevo a partes iguales.
EL PRIMAVERA 2014. A la vista tiene color rojo picota con ribete violáceo y capa media. Nariz muy fragante y fresca con notas de fruta roja, torrefactos, cacao amargo y pétalos de flor, todo conjuntando con mucha elegancia. En boca aparecen las notas de la crianza en primer lugar con pinceladas lácteas y tostados muy finos; aparecen las fragancias florales en retro-nasal y se repite la elegancia del cacao amargo en polvo. Al tacto es amplio y redondo, con buena longitud. Acompañado de unas rabas de peludín y de magano exquisitas.
EL PRIMAVERA 2013. Perfecto, tenemos que darle tiempo para que respire, es curioso pero es el que más tiempo necesita. Lo acompañamos con pulpo a la brasa. Deliciosos, tanto el vino como el pulpo.
EL PRIMAVERA 2012. Notas más frutales en nariz, pero perduran poco. En boca baja un poco, algo de astringencia. Nos encontramos algo de corcho al final (TCA). Lo acompañamos de unas verdinas con almejas. Todavía nos estamos relamiendo.
EL PRIMAVERA 2011. Muy rico en boca. Tonos más lácticos. Alguno dijo “hay más vino aquí”. Muy equilibrado. Al lado unas albóndigas de bonito que parecía no haber pan suficiente para mojar la salsa.
EL PRIMAVERA 2010. Color rojo teja. Muy buena nariz, va ganando tonos más lácticos. Muy goloso en la boca. Eli nos aconsejó unas carrilleras de ternera con puré de pimiento rojo y patata.
EL PRIMAVERA 2009. Todavía reducido, vamos a darle un poco de tiempo. A medida que se abre nos sorprende cada segundo más. Fruta, algo de compota. El codillo de cerdo ibérico le acompañó de vicio.
EL PRIMAVERA 2008. Exquisito. Vivo; en nariz. Sacamos un fondo de la edad. Pero en boca está delicioso. No podíamos más. Tuvimos que tomarlo con el postre, dos formas de hacer torrijas o tostadas de Navidad. Perfecta armonía.
Estamos hablando de un vino pensado para tomar joven, rápido y nosotros vamos contra natura, lo dejamos envejecer. Pasa cuatro meses de barrica tanto francés como americano y en grandes depósitos de hormigón subterráneos…
Nos encontramos con vinos vivos y con recorrido. Perfectos de elaboración, bien conservados.
Nuestra cara pasaba del asombro al goce, al disfrute de lo bien hecho, tanto de los vinos como de la comida que nos sirvieron.
Gracias Carlos Fernández por hacer los vinos como los haces.
Gracias Carlos Canal, amigo, por compartirlos.
Gracias Cristian Balbás por acogernos en tu casa y darnos tan bien de comer.