Hemos Comido…en Casa Fuster Original, una nave en un polígono industrial, uno de esos lugares que me encanta por su atipicismo.
Me llevó, después de un día de intenso trabajo, mi buen amigo Jordi, que parece que, después de tener que pasearme de vez en cuando, empieza a conocer lugares fuera de su área de influencia.
Lo primero que te encuentras frente a la entrada es una amplia brasa donde elaboran las carnes que ofertan en la carta, y al final de la brasa un horno de leña al más puro estilo castellano.
Las instalaciones, como os anticipaba, están en una nave industrial y como tal sus comedores son de bastante amplitud.
La carta es muy extensa y describe cual enciclopedia el origen de cada una de las elaboraciones. La carta de vinos es también bastante extensa, pero a la hora de ofertar por copas se reduce a un par de tipos. Mientras esperábamos nos sirvieron unas aceitunas aliñadas y acompañadas de algún que otro encurtido.
Como no puede faltar en ninguna comida catalana en la que yo esté presente, ya que me encanta, pedimos pan con tomate. Una buena tosta dorada a la brasa con algo de ajo y tomate, como me gusta, la verdad es que el jamón me sobra, sin menospreciar, pero con lo básico está de rechupete.
Continuamos con unos chips de alcachofa. Estaban realmente espectaculares, una fritura con un riquísimo sabor a alcachofa, muy bien escurrida sin rastro de aceite, mi primera toma de contacto con este tipo de chips.
Y unos chipironcitos andaluces, otra muy buena fritura también.
Como plato fuerte y para terminar, un clásico catalán del que no había oido hablar nunca y que me sorpendió muy gratamente: galta a la brasa, o lo que es lo mismo, mejillas de cerdo a la brasa. La mejilla incluía parte del hueso de la mandíbula y la carrillera. Todo un descubrimiento, sabrosa, triscona en el exterior y con un marcado sabor a humo, blanditas y muy muy sabrosas, me he vuelto adicto a las mejillas.
Venían acompañadas de una patata asada cubierta con aceite, perejil y algo de ajo, y unos pimientos verdes, todo muy de mi agrado.
En fin, el sitio merece la pena, de hecho un día entre semana como era, por la noche y situado como está, en un lugar poco accesible, estaba prácticamnte lleno. Al lado nuestro había una mesa de chinos poniéndose ciegos a vino y chuletones.
Como podeis comprobar el precio resultó muy bueno.
Passatge de Rovira y Virgili 1 08205 Sabadell