El paseo desde Pontejos hasta Pedreña lo dividere en tres partes, la primera es obvia, donde se corta por primera vez el camino. Desde la curva de La Primera del Puerto hasta la isla de Pedrosa.
El tramo conocido por Las Callejas es el primero de las sendas costeras entre Pontejos y Pedreña, en lo que se denomina Itinerario de Ribera, que comprende tramos de sendas costeras y enlaces entre estos. Pontejos es una localidad del municipio de Marina de Cudeyo, al sur de la Bahía de Santander, a nueve kilómetros de Santander, a la que se llega desde la ciudad por la Autovía del Cantábrico S-10 y tomando después la desviación a la carretera CA-141, dirección Pontejos, Pedreña y Somo.
La carretera cruza el puente que une El Astillero con Pontejos y a cuatrocientos metros se encuentra el inicio de la senda. El Tramo I Las Callejas, discurre al borde de la bahía en el Barrio Las Callejas de Pontejos en dirección nordeste, junto a casas de campo y huertas y en contraste, al otro lado de la bahía, con astilleros y grandes fábricas.
Mientras la luz se filtra por las copas de pinos, palmeras y eucaliptos los primeros plantados en Cantabria, los caminos conducen a edificios decimonónicos en ruinas que salpican un paraje, de 190.000 metros cuadrados, enmarcado por la bahía de Santander.
Los antecedentes del Sanatorio hay que situarlos en el año 1834, fecha en que se solicitó el establecimiento de un lazareto en la isla de Pedrosa, al fondo de la bahía de Santander, para mantener en cuarentena a las tripulaciones de buques afectadas por enfermedades tropicales. El lazareto comenzó a funcionar en 1869 pero con el tiempo se transformó en Sanatorio Marítimo (1909) de carácter nacional para el tratamiento de enfermedades óseas y tuberculosas; al Sanatorio de Pedrosa correspondían los enfermos de las actuales provincias de Cantabria, Asturias, Palencia, Valladolid, Ávila, Segovia, Madrid, Burgos, Soria, La Rioja, Navarra, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya.
El monte de La Picota, en la entrada del recinto, donde permanece el viejo pabellón ‘María Luisa Pelayo’, inaugurado por Alfonso XIII en 1928, que en sus tiempos albergaba a pacientes de ‘larga enfermedad’.