Hemos Comido…muy cerca del pantano de Aguilar de Campoo, bastante seco por cierto. Ya había visto este mesón en un viaje anterior por Piedras Luengas.
Habíamos aprovechado un día de fiesta para subir a Aguilar de Campoo a comprar varias “Toneladas” de galletas Gullón, pues resulta que si te gastas no mucho compensa el viaje y tienes galletas para una temporada; hay una diferencia sustancial de comprarlas en la fábrica a comprarlas en la tienda y además suelen tener ofertas.
En un principio mi intención era comer en Cervera de Pisuerga y aprovechar para ver parte de la bellísima Montaña Palentina, pero el día se torció en lo referente a la meteorología y decidimos comer en este lugar que ya había visto en un viaje anterior.
Paramos, había sitio y nos quedamos. Nos ofrecieron comer a la carta o el menú del día, al final optamos por el menú del día pues nos pareció muy atractivo. De entrada hacer mención a la chica que nos atendió, todo un derroche de amabilidad. Nos tomaron nota enseguida y nos sirvieron raudo y veloz, como a mi me gusta, sin esperas.
De primero tomamos lo mismo los dos, garbanzos pedrosillanos con callos. Los garbanzos algo tiesos, pero muy buenos de sabor y ojo comestibles, solamente algo tiesillos. Después nos comentó la cocinera que no volvería a usar de ese tipo de garbanzo. A parte de ese detalle los garbanzos me encantaron en cuanto al sabor y los callos que les acompañaban también buenísimos, vamos un entrante de régimen.
De segundo yo tomé (y si soy sincero todavía no sé por qué lo pedí pues es algo que normalmente me sienta como un tiro y me da un ardor de estómago increíble, pero lo pedí y no me arrepiento lo mas mínimo al contrario me alegré bastante) unos calamares en su tinta con patatas fritas. Buenísimos, riquísimos, muy finos y también hacer mención a las patatas que les acompañaban, en la misma onda que los calamares.
Mi acompañante tomó pimientos rellenos de pescado y marisco. Según su criterio muy buenos, con buen sabor y una bechamel buenísima, en contra lo que usualmente me suele ocurrir con los pimientos rellenos, que han deshecho en demasía el relleno y parece puré; las patatas que les acompañaban igual de buenas que las mías.
De postre solo tomé yo una tarta de chocolate bastante rica muy espumosa, me gustó.
En resumen la montaña palentina a parte de su belleza natural tiene otros alicientes, en este caso gastronómicos, por lo menos este sitio merece la pena por su precio, el tamaño de las raciones y la amabilidad de su personal, el precio tambien muy bueno 10€, seguro que volvemos.
Carretera de Aguilar s/n Rueda de Pisuerga