Hemos Comido…en Trece Lunas una cena maridaje, un lugar comprometido con la calidad y variedad del vino servido por copas, uno de los pocos lugares en Santander donde elegir que vino tomar dentro de una amplia carta.
Octubre 2013. La oferta de vinos es visible a lo largo de la barra y de las estanterías del local, todas las botellas tienen el precio de la copa marcado, en las paredes también existen pizarras informativas con las últimas novedades.
Un amplio surtido de vinos y una gran preocupación por la conservación de los caldos, algo inusual en nuestra ciudad, donde es dificil encontrar una extensa selección de vino por copas como esta.
Acaban de instalar un novedoso sistema de mantenimiento del vino basado en el cierre y aislamiento de las botellas con gas argón para los vinos y CO2 para los cavas. Una manera que protege los vinos por un periodo de unos 26 días, invento de un cántabro de nombre José Mier que lo produce y distribuye desde la marca Tecvino.
El invento consiste en un tapón que aisla el vino de la atmósfera, lo que impide que se continue oxidando después de su apertura. El gas hace de aislante y a la vez de propelente, para lo que se utiliza el gas noble, argón, más pesado que el aire, se deposita entre la superficie del vino y el tapón, preservando el vino por un largo período de tiempo.
Al ser un gas noble no reacciona quimicamente con el vino sellando el estado en que se encuentra la botella en el momento de la apertura.
El local dispone de un comedor muy agradable para albergar una treintena de asistentes con todas las comodidades, es el comedor habitual donde se sirve diariamente el menú y las cenas.
La cata maridaje
La dirección de la cena maridaje corrió a cargo de Carlos del Portillo conocido empresario del sector de la distribución (Anfora) un gran entendido y sumiller de reconocido prestigio.
1º- Cava Brut Nature Dominio de la Vega maridado con: Tosta Caprese con gulas.
2º- Regina Viarum maridado con: Mini brocheta de verduras en tempura, bañada con salsa romescu.
3º- Dos Marias maridado con: Risotto de Hongos con queso parmesano.
4º- Erial maridado con: Molleja de pato confitada, con salsa al oporto.
5º- Gewurztraminer maridado con: Petit choux relleno de crema y recubierto de chocolate caliente.
Comenzamos con un cava Dominio de la Vega, un brut nature joven, monovarital de macabeo. un vino color amarillo pálido con ligeros reflejos verdosos. Su aspecto es luminoso, observándose una burbuja pequeña cuyo desprendimiento es lento. Sus aromas recuerdan a la fruta blanca madura como la pera acompañados por leves toques a levadura propias de su crianza sobre lías. En boca es una cava ligero, fresco, seco de acidez muy bien integrada apreciándose un carbónico en perfecta armonía con la fase líquida.
Este cava la verdad es que no me convenció, pero esto me ocurre con la mayoría de los cavas cuyo origen no es catalán. Para colmo acababa de estar el día anterior en una cata de cavas: «Cata presentación INSTITUTO DEL CAVA “SENSUALIDAD, MAGIA Y COMPLEJIDAD DEL VINO BASE A LAS LARGAS CRIANZAS DE CAVA” donde pudimos degustar ocho cavas y la comparación me resultó imposible con cualquiera de los catados, una diferencia abismal o eso le pareció a mi paladar.
La tosta caprese maridaba perfectamente con la acidez de este cava y resaltaba el sabor tirando a salado de las gulas y el suave sabor de la mozarella, acompañada del toque de tomate y el aceite de oliva. Noté cierta falta de albahaca en la tosta que todavía habría resaltado más el cava. Un buen maridaje.
Continuamos con un Regina Viarum un Ribera Sacra, un monovarietal Godello que me sorprendió gratamente. Guardo un excelente recuerdo del primer monovarital godello de Cantabria que tomé de la primera cosecha de Señorio del Pas y que me dejó impresionado por su sabor. Este Regina me dejó un recuerdo muy similar a mi experiencia anterior, lo que me agradó.
Es un vino de color amarillo dorado de aspecto limpio y brillante, intenso a fruta pera con notas florales. Entrada agradablemente dulce, fresco, cálido con suave acidez, bien estructurado y equilibrado.
Al Regina le acompañaba una brocheta de verduras de entre las que sobresalía el tomate. Un tomate caliente aplacado con el sabor del godello, una excelente combinación fresco-caliente ácido-ácido, genial mezcla de sabores.
Con el siguiente maridaje un vino mallorquín Dos Marías, otra sorpresa gratificante para mi paladar. Vino joven, alegre en boca, se tiene que tomar con un poco más de frescura que algún otro vino tinto. En boca a mí me recuerda a los albaricoques maduros, y de aroma, cierto toque a regaliz. Las uvas que usan para su elaboración son manto negro, cabernet sauvignon, merlot, syrah. El color es de mora, algo diferente a lo que solemos estar habituados en materia de vinos tintos.
Dos Marías y risotto de hongos con queso parmesano. Una excelente compenetración el queso y el tinto ya se sabe siempre buena compañía, pero el uno oculta al otro y viceversa, aún a sabiendas una excelente opcción.
Y para terminar con lo salado un antiguo conocido de otras ocasiones un Erial. Ribera del Duero, de un color rojo picota. Intensidad media, tostados. Toques dulces, boca marcada por la madera áspera y final cálido.
Un vino ya conocido excelente acompañante de carnes y de sabores como los de las mollejas de pato (gessiers de canard), el toque dulce de la mermelada de higos que combina perfectamente con cualquier vino tinto pero sobre manera con estos vinazos de Ribera.
Y para terminar con el postre Gewurztraminer maridado con petit choux relleno de crema y recubierto de chocolate caliente. Aquí el maridaje no me terminó de convencer, me pegaba más con el Ribera anterior que con este blanco semidulce, uva Gewurztraminer, de bodegas viña Albares. Había botellas de dos añadas con verdaderamente bastante diferencia, aun así no me convenció y tiré de Ribera con el postre.
En resumen, un lugar agradable marcado por un mimo excelente en materia de vinos que le confiere el nombre de vinoteca, un buen maridaje y una buena cocina, una agradable compañía y un precio muy bueno 20€.
Carlos del Portillo nos dejó en numerosas ocasiones con la boca abierta debido a su conocimiento del vino y del anecdotario de este mundo tan peculiar, lo que dio lugar a una jornada de lo más amena y compartida donde tuvimos oportunidad de compartir opiniones entre todos los presentes.