Hemos Comido…en Benicarló, en la comarca del Bajo Maestrazgo, caí aquí por casualidad.
Enero 2017. Esto forma parte del periplo entre Santander-Cataluña-Valencia-Madrid-Santander que llevé a cabo a principios de este año 2017. La primera parada en la delegación de Barcelona y la siguiente de camino a la de Valencia, me cogió la hora de comer en la autovía y decidí salir a la altura de Beniocarló con intención de comer en Peñíscola, en casa Jaime, donde hacen el famoso arroz Calabuig.
Este viaje el GPS me ha jugado un par de malas pasadas, la primera esta y otra en Valencia donde le ponía como destino Avda. Islas Baleares y él me llevaba a la calle Ibiza, estaba claro que le gustaba la isla. Como os decía a la segunda vuelta me cansé y justo al doblar una calle me encontré de frente con este restaurante.
Me gustó el aspecto, tenía parking a la vista (llevaba el coche lleno de material informático) y como decía mi abuela «tu siempre caes de pie, como los gatos» y ahí sí que he de darle la razón.
La mayoría de las veces que caigo por casulidad en un restaurante suele resultar una agradable sorpresa y mi primera incursión de este año en la gastronomía castellonense no podía ser mejor.
El restaurante es un chalet a pie de playa con una inmensa cristalera y una terraza privada que en verano tiene que ser la envidia del municipio, comedores, ambos de estilo clásico-actual, presenta una carta marinera rica en arroces y pescados de la zona. Después me enteré de que es considerado como uno de los restaurantes emblemáticos en la provincia de Castellón.
Comí con una cerveza barcelonesa muy de mi gusto, a mí las cervezas me gustan flojas y muy frías, más parecidas a un refresco que a una cerveza artesana de las cuales es dificil que me guste alguna.
Desconozco la cocina castellonense, pero supongo que está influenciada en gran parte por la huerta que circunda al Mediterraneo, al mar en sí y el siempre presente el arroz, sustituto en esa zona de la patata y de las legumbres. Me fijé en la gran cantidad de alcachofas que había de camino al restaurante y me empezaron a apetecer, llegaba en buen momento para degustar uno de mis cardos favoritos.
Me sirvieron un aperitivo mientras esperaba la comanda, una comanda aconsejada por un amable camarero que no dudó en darme explicaciones sobre todo lo que pregunté.
Y esta fue la recomendación que me hizo para el primero, unas alcachofas (ya venía yo con fijación) con calamares. Ojo! calamares que no chopitos y gambas del lugar. Un platazo de diez uniendo el sabor a cefalópodo y a alcachofa, una delicia y un plato de temporada. Ya con el primero me daba por satisfecho.
De segundo estaba claro que arroz, qué mejor entrada en la temporada que un arroz local y en la tierra de los arroces…estaba claro. Arroz con cebolla y espardeñas. Las espardeñas son lo que aquí conmocemos como pepino de mar, aquí no se comen, pero según me comentaron en la zona de Levante existe una gran demanda de ellas y alcanzan unos precios muy altos.
Los pescadores de espardeñas son por lo general buzos con botellas y una bolsa donde van guardándolas. Se encuentran entre los 4 y los 400 metros de profundidad y hay mas de 1.200 clases diferentes, de las cuales se aprovechan muy pocas. Se las encuentra porque se suelen enterrar en el fondo marino dejando pistas en modo de agujero, algo similar a los muergos.
Se venden sin el tubo, por lo que nos encontraremos un bicho blanco, cilíndrico, con una forma muy parecida al interior de una morguera. Con un cuchillo o tijeras le cortaremos las dos puntas, para quedarnos solo con el estómago que es lo que se come. Su sabor me recordó mucho a las navajas o a los muergos. Por cierto, ese día estaban a 130€ el kg de espardeñas en el mercado.
El arroz resultó un escándalo, un sabor delicioso y un punto como nunca he probado en un arroz de estas características, hecho pero tieso, delicioso, para ponerle un monumento.
La receta final no resultó baladí, pero en mi modesta opinión el sitio, los ingredientes, la atención y la elaboración reflejan un buen RCP, la próxima vez que esté por los alrededores tengo claro que vuelvo.
Avenida del Papa Luna s/n 12580 Benicarló Castellón