Hemos comido…En El Ferial en Sarón, todo un clásico de la zona, tuvo una época dorada cuando se celebraban cantidad de bodas, cuando una boda era comer, beber y bailar.
Gallina vieja hace buen caldo. Cada vez resulta más difícil encontrar bares, restaurante, tascas, etc. donde prime una buena cocina tradicional. Hoy caí por casualidad en El Ferial de Sarón, nombre reminiscencia del pasado.
La verdad es que me ha dejado boquiabierto: un menú de 12€ con postre y café. En los primeros había lentejas guisadas, cocido montañés, sopa de menudillos, ensalada y pisto. En los segundos filete, carne guisada y bocartes.
Todo hecho con mimo y buen producto. Tomé sopa de primero, una cuidada sopa de gallina con menudillos, su huevo cocido y el fideo fino clásico. La sopa es la misma que te hacía tu abuela cuando el frío apretaba. Es diferente hasta en la cocción de la pasta, que está en su punto, no como en la mayoría de los sitios que está recocida. Comienzo de la comida, todo un éxito.
De segundo unos bocartes rebozados que me han sabido a gloria. Son los primeros del año, es un bocarte Atlántico de buen tamaño y muy bien albardado. Como si estuviera comiendo en casa de mis padres o de mis abuelos, una cocina sin fisuras, la cocina de siempre.
De postre tarta de queso.
Un restaurante que regenta la familia de Julián Gastelo, un cocinero que comenzó sus andanzas hace ya unas décadas de la mano de Víctor Merino en El Molino de Puente Arce.