Pero el punto fuerte son los pescados del Cantábrico que, en la parrilla, asados con carbón y de la mano de un parrillero especializado, rodaballo, lubina, rey, mero, besugo, bonito.
En la parrilla de La Lonja, de amplia capacidad, también hay un sitio para las carnes a la brasa. Solomillo, chuletón, chuletillas de lechazo y entrecot fundamentan la oferta.
Compartimos de primeros, ensalada de tomate, cebolla y pimiento verde frito de la tierra y revuelto de setas y foie, el primero a mi acompañante menos acostumbrado al tomate autóctono le dejó de una pieza este último, según él nunca había conocido tomate alguno de tal calidad y sabor. El revuelto resultó también exquisito, a mí en comcreto me sorprendió más que le ensalada quizás por la costumbre.
Y de segundo los dos solomillo a la brasa, acompañado de pimientos y patatas, una carne exquisita a la par que bien madurada y perfectamente cocinada. De postre los dos tarta de hojaldre torrelavegense, buenísima como no puede ser de otra manera.