Hemos Comido…en Salvaje, más bien desayunado, me pilló una tromba de agua y era el único sitio abierto a mano.
No había desayunado y y aproveché el chaparrón para ponerme a resguardo y de paso quitar el hambre mañanero.
El local resulta atrayente, está en un edificio con solera, se ha respetado la mayor parte de la estructura y del antiguo formato, donde impera la piedra y el ladrillo, un local que merece la pena visitarlo aunque sea solo por verlo.
La carta está centrada en elaboraciones fast, todo carente de cocina como la entendemos: foccacia, pizza, hamburguesa, humus, poke, bowls, sandwich, etc…
Y a refugio de la tormenta me encontré con Sergio García Carrascal, el segundo de a bordo de Umma, con quien estuve charlando un rato mientras escampaba, que por cierto no escampó, siguió lloviendo todo el día.
Comencé con un zumo de naranja, algo que curiosamente solo me apetece cuando desayuno fuera de casa.
El siempre bienvenido café de espresso, al que acompañan con un vaso de agua.
Y una shakshuka, un plato que se prepara habitualmente en África del norte, aunque sus orígenes se remontan a la edad de oro del imperio otomano. Realizado a base de huevos escalfados en salsa de tomate, chiles y cebolla, normalmente aderezado con comino, pimentón, pimienta de cayena y nuez moscada.
La shakshuka resultó deliciosa. El huevo junto a la acidez del tomate y sus dos opuestas texturas más un ligero picante y el toque de pimentón resultan de lo más agradable al paladar. Porque no soy de grandes desayunos, pero me quedé con ganas de probar más cosas, espero volver a comer algo más serio, de mediodía, aunque su especialidad son los brunch, o con esa idea nacieron, pero como os decía, no puedo con desayunos demasiado copiosos.