Hemos Comido…en Laury, uno de los templos de la carne en la capital cántabra con la brasa como centro de la oferta del restaurante.
Un restaurante con más de 40 años de trayectoria en el sector. Su cocina se caracteriza por ser tradicional y sencilla, donde prima la calidad de producto, manteniendo a lo largo del tiempo las especialidades que los caracterizan. El negocio comenzó con Laury y desde 2006 tomó el relevo en la dirección José Cañedo, la continuidad del negocio la aporta Paco Rebolledo al fente de la sala.
En el Restaurante Laury tienen dos emblemas: la carne roja preparada a la brasa y los mariscos vivos. Yo acudí a la llamada de la carne y en estas fotos podeis contemplar el aspecto de la misma. Carne de vacuno añejo bien infiltrada y con unos cortes superiores.
Apareció en facebook una foto de la pieza y no me pude resistir a la llamada. Además de la carne roja, chuletón o entrecot, también encontramos entre sus especialidades las chuletillas de lechazo o el cabrito a la parrilla, acompañándolos de una fuente de patatas y pimientos
El local continúa con el mismo aspecto que la última vez, una barra muy animada donde son famosos los vermuts y las raciones de picoteo mañanero sobre todo las rabas, (Con Rabas y a lo Loco), animan todas las mañanas la zona de Cuatro Caminos.
En esta ocasión me acerqué en solitario y ya sabía cual iba a ser el plato principal pero me faltaba un entrante. La carta se encuentra dividida en cinco apartados: mariscos, entrantes, pescados, carnes y postres. No es una carta muy extensa pero atesora ciertos manjares por lo que hace dificil tomar una rápida elección.
Mientras esperaba decicí tomar un vermut preparado, este vermut proviene de Bodegas Aurelio Corral en Treceño, Vermut Tajamar, combinado con mucho hielo y algún que otro secreto hacen de este preparado un auténtico vicio fresco y agradable al paladar, con el que continué toda la comida.
Comencé con unas navajas a la plancha. Algo ligero pues esperaba una buena pieza para el segundo plato, una ración generosa y hechas a la perfección, prevaleciendo el sabor del marisco por encima de cualquier otro añadido, muy buenas.
De segundo entrecote. Un corte que yo prefiero habitualmente al del chuletón, sobretodo si voy a comer solo. El entrecot (del francés entrecôte, ‘entre costillas’) es un corte de carne de la región dorsal, suele utilizarse el vacuno, la carne situada en una costilla, la misma con la que se obtienen la chuleta o el chuletón.
La carne resultó ser una pasada de sabor, pero estaba algo más dura de lo habitual, una ración acompañada de unas excelentes patatas fritas. Eso sí, el corazón de la pieza estaba de vicio.
En resumen, todo sigue como siempre, en la brasa una buena calidad y una atención de diez, pero en esta ocasión, en mi humilde opinión, a mi corte le faltaba un poquito de maduración y algo de tamaño de ración.
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