Hemos Comido…en La Radio, vuelta a uno de nuestros favoritos para tomar marisco en Santander.
Feberero 2014. Cuatro comensales decididos a tomar un buen marisco. Como siempre hago primero, nada más entrar, me fijo en lo que hay en el mostrador, escaparate de la oferta del lugar y acto seguido a mirar que hay en las pizarras que cuelgan de las paredes.
La mayoría de lo que pido lo suelo encontrar en estas pizarras y en esta ocasión no tenía por que ser distinto. Mientras esperábamos nos sirvieron un aperitivo bienvenida consistente en unos camarones (de vicio, cocidos a las mil maravillas y sabrosos, de un gran tamaño) y un variado de navajas, berberechos y zamburiñas, todo buenisimo, con un toque perfecto de plancha y el berberecho cocido perfectamente.
Compartimos tres entrantes. Comenzamos con unas almejas de carril y unas ostras. Buenísimas y fresquísimas, vivas, a un par de cada por barba ya que a uno de los comensales no le hacen excesiva gracia. Esta era una de las raciones que aparecían en las pizarras.
Continuamos con unas navajas. Toque justo de plancha y también fresquísimas, excelente sabor a mar y textura. Es algo de lo que no me canso nunca por muchas que coma, me encantan.
También compartimos unas gambas de Palamós, no sabíamos la diferencia de las gambas de Palamós a las de Huelva, pues tenían de las dos.
La gamba roja es un crustáceo que habita las aguas del Mediterráneo, desde Palamós (Gerona) hasta Garrucha (Almería) , donde puede encontrarse entre los 150 m. y los 1.500 metros de profundidad.
La mejor gamba blanca es esencialmente un producto atlántico aunque en la zona del mediterráneo también se capturan. Las diferencias entre ellas proceden del tipo de alimentación que varía según la profundidad en la que se encuentran. Aunque todas corresponden a la misma especie, la de mayor valor gastronómico y económico es la gamba blanca de la costa de Huelva.
Pues ya la sabemos, una es gamba blanca y otra gamba roja, cualquiera de las dos merecen la pena.
Dentro de los segundos el personal femenino compartió un oyocántaro (bogabante) de unos 1.300 gramos, cocido del que pude probar algo y estaba de vicio, así me lo confirmaron los dos comensales. Y el otro comensal y yo compartimios un entrecotte de 650gr. bien acompañado de patatas y en el que hubo discrepancias sobre el punto. A mí me gusta al punto y a él le gusta tipo suela de zapato. Facil solución, se llevaron su parte y se la hicieron más, para mí perfecto.
De postre tarta caliente de queso, de las mejores que conozco y una verbena de frutas con helado de mora, toda una sorpresa. Buenísimos los postres.
Unas copitas para terminar. La cena que fue una auténtico lujo en cuanto a la calidad de los productos y en la manera de cocinarlos.
Como podeis comprobar la nota fue de lo más comedida para lo servido, a cuarenta euros por cabeza. El servicio de lo más amable y cordial. Como decía antes, todo un lujo.
Gral. Dávila 103 39011 Santander 942232628