Hemos Comido…en este destino típico del Barrio Pesquero, un lugar caracterizado por ser el antiguo barrio de pescadores, que con el tiempo se ha reconvertido en un lugar de destino gastronómico.
La realidad del lugar es que los foráneos solemos ser poco habituales de estos lares, es más un destino de visitantes, atraídos por las raíces pescadoras del lugar y por su oferta gastronómica. Cuando algún pariente proveniente de otras provincias aparece y hay que llevarle a algún restaurante suelen pedir venir por esta zona, suele gustar bastante. En su mayoría todos los restaurantes de la zona suelen compartir una carta más o menos común, basada en pescados a la plancha o brasa, mariscadas y paella.
En la última ocasión me acerque con un pariente de Valladolid que conocía el lugar y le encantaba en concreto este restaurante, siempre que viene a Santander procura ir a este sitio. Total que le acompañe y nos pedimos una mariscada y un Blanco que la verdad no me acuerdo de la bodega era un Albariño. De primero como no podía ser de otra manera rabas, estas no estaban muy a mi gusto, congeladas y mal escurridas, pero acostumbrado a comer rabas en todos los bares de la comunidad desde crio me como lo que haga falta y más si es por dar «gusto» a un amigo o pariente, ya que a él le gustaron, es más soy capaz de comerme hasta un bocadillo de calamares en Madrid, que los suelen tener fritos y amontonados en la barra y se limitan a meterlos en el trozo de pan, Dios sabe desde cuando están en la barra. Al final no eran tan horribles, pero la verdad es que unas buenas rabas, de calamar «MAGANO» o de peludin «POTA» o de «CACHON» son exquisitas y no hace falta mucha ciencia para hacerlas. Continuamos con una mariscada, tampoco soy partidario de la mariscada, prefiero pedir por separado y que te lo enseñen antes de servirlo, pues la mayoría de las veces te enchufan lo que menos salida tiene en el momento o lo más viejo. En esta ocasión no fue así, pero el contenido de la mariscada era como yo digo de lo más bajo del marisco consumido por estos andurriales, la mariscada consistían en una Masera, «BUEY» bien de tamaño de unos tres cuartos de kilo, la masera no está bien valorada por Cantabria, nos decantamos por su pariente cercano el centollo y si es de la costa cántabra mucho mejor, se nota. La masera estaba bien cocida, sin pasarse, y bien llena, lo malo es que la habían preparado, le añaden a la cascara vino blanco y huevo cocido, está bastante mejor natural. Con la mariscada venia un centollo, también muy bien hecho, con la misma pega que la masera, pero muy bueno, mas bueno hubiera estado si fuera de nuestra costa, está claro que no era de los que aquí, era de los denominados franceses, diferenciarlos no es tan difícil, el centollo francés posee un color rojizo muy tenue, el centollo de la costa cantábrica tiene un color pardo oscuro, las patas menos largas, uñas afiladas y el caparazón cubierto de algas y vellosidades, características de las que el centollo francés carece, también mejor que el francés pero de inferior calidad el de ría gallego, similar al de la costa pero menos batido por el agua.
La mariscada venía con dos nécoras, de procedencia dudosa, pero bien de sabor y también muy bien cocidas, a mí me encantan a la plancha, unas cigalas, cuatro creo, pequeñitas pero bien hechas. Unos langostinos, congelados por supuesto, demasiado hechos, unos mejillones, bastante buenos y creo que no se olvida nada más. En fin la mariscada estuvo bien sobre todo por el precio y más que nada por la simpatía de los camareros que tienen ya más escamas que «saquito» y tienen salida para todo, muy simpáticos y vacilones.
Marqués de la Ensenada 32 Santander 39009 942221006