Hemos Comido…en La Atalaya de Mayte, situado en el mismo local que anteriormente ocupaba el restaurante Los Infantes.
Marzo 2018. Gema Sanchéz y su equipo han ido cambiando de local, siempre buscando uno que cumpliera con sus expectativas, no muy grande para dar un servicio de calidad y situado en una zona emblemática de la ciudad, y parece que ha dado con uno de las características buscadas.
Su andaura comienza en La Atalaya, Pontejos de aquí pasó a La Barboletta y por último a Jacaranda , un local que para mí tenía mucho encanto. Esta ubicación tiene el privilegio de situarse en El Sardinero, con una terraza de vistas inigualables, elevada del nivel del suelo y tranquilísima, un lugar para «echar el día».
La parte interior alberga un bistró con una barra pequeñita, cocina a la vista y un comedor pequeño pero muy cómodo, con mesas bien separadas y ubicaciones amplias, un comedor para disfrutar.
El restaurante acarrea tradición de cocina clásica, con elaboraciones emblemáticas heredadas de Maytre Commodore, conocida empresaria hostelera santanderina afincada en Madrid.
Mientras esperaba me sirvieron unos aperitivos de bienvenida, aceitunas, mantequilla y pastel de pescado.
Para acompañar la comida un par de copas de cava Juvé y Camps, de sobra conocido por todos.
Dos comensales. Comenzamos con un revuelto de matanza, media ración cada uno. Un revuelto de patata frita, chorizo, algo de morcilla y, por supuesto, huevo. Sutil, sin pasarse de potencia, yo me esperaba algo más graso, pero resultó un maravilloso descubrimiento. Después de terminarlo me di cuenta de que me apetecía más, pero estábamos empezando y todavía quedaba una buena colección de raciones. Muy bueno.
Continuamos con media de caracoles. Una elaboración más ligera que la clásica montañesa, pero igualmente agradable, una salsa de diez y un buen sabor, diferentes a los que hacen en mi casa.
Allbóndigas de chicharro. Estas resultaron un descubrimiento, de buen sabor y muy jugosas. Imperando, estaba claro, el pescado. Un sabor que yo definiría como fresco y perfectamente acompañado de unas tiras de verduras muy al dente. No es la primera vez que pruebo albóndigas de este pescado, más habitualmente de sarda, pero me sorpendieron muy gratamente. También era media ración.
Para terminar media de osobuco. Una carne muy peculiar, con un toque a naranja que en un principio me puso a la defensiva, pero que al segundo bocado me encantó, una salsa contundente. Todo ello acompañado de unas patatas de lo más atrayentes. Una media ración de lujo, sabroso y diferente.
Para terminar una torrija. Vaporosa, acompañada de una mousse de café , un perfecto fin de comida.
Mayte de la mano de Gema Sánchez nos presenta una cocina tradicional a la que se está volviendo en la mayoría de las cartas, pero que este equipo no ha abandonado nunca.