Hemos Comido…en Daria, llevaba esperando la instalación de Nacho en su propio negocio desde hace mucho tiempo, prácticamente desde que presentó su proyecto en el Basque, La cocina del Titanic.
Tras pasar por las cocinas de reconocidos restaurantes de Cantabria, País Vasco, Madrid y Suiza, Nacho del Corral decide abrir Daria. Nacho describe su restaurante como: «Un espacio de sabor, donde encontrar comida de verdad, de la que está hecha con lo mejor. Con las verduras y hortalizas de mi huerto familiar que cultivo junto a mi padre, con la carne ecológica que pasta libremente en los campos de Mataporquera de mi amigo David, con el pescado que trae Emilio todas las mañanas, etc».
Daria no es un nombre al azar, es un homenaje a su abuela, una mujer que le inspiró delante de los fogones y de la que aprendió su forma de entender la vida a través de la cocina. Una cocina de verdad, con lo mejor del mercado, que sabe a mimo y cariño.
El trabajo de reforma del local, que anteriormente ocupaba La Marina Company, lo ha llevado a cabo el estudio Zooco. El local incluye trabajos realizados por los artistas de Bathco Atelier.
Me llamó mucho la atención la disposición de la carta y su presentación, aunque su estructura debería ser algo más robusta.
Lo que es el contenido de la carta se hace apetecible, con elaboraciones poco vistas en la oferta actual de la mayoría de los restaurantes de la capital, oferta novedosa con producto de gran calidad y muy ceñido a la temporada.
Comencé con un aperitivo de pan con tomate, sal rosa y aceite. Con una presentación muy cuidada. El resto de la comida fueron cuatro medias raciones dentro de un menú degustación.
Cebiche de mejillones. Una curiosa presentación para unos mejillones cocidos con una singular leche de tigre. Entran solos, con un ligero toque picante, muy recomendables. El ligero toque a cilantro les confiere un grado de exclusividad dentro de la oferta de este bivalvo en nuestra ciudad.
Fritura de pescado y marisco. Elaborada con el pescado del día. Este, en concreto, había rabas, langostinos, bocartes y lubina. Una fritura bien escurrida, ligera de harina y justa de punto, con el justo toque jugoso.
Albóndigas de cordero. Una sabrosa salsa, una patata con agradable sabor a la salsa, pero la albóndiga resultaba poco jugosa, me extrañó, como si hubiera sido impermeable a la inmersión.
Costilla de ibérico. Esto entra dentro de los más oscuros vicios, una carne que estaría comiendo desde por la mañana hasta por la noche. Jugosa en su interior y crujiente el la parte superior. Le acompañaba una cebolla roja muy a mi gusto y el resultado es puro vicio.
Melón, un postre que nadie se debe perder.
Pastel de ruibarbo. Es la primera vez que tomo un pastel de estas características, no me apasionó pero estaba bueno. Os contaré que la primera vez que oí hablar de este tipo de pastel me quedé con la última parte de la palabra: barbo. Lo primero que pensé fue: «Qué asco, pastel de pescado y además de río, estos ingleses comen una porquerias…». Lo cierto es que estuve una buena temporada pensando en el pastel de pescado, hasta que me enteré de lo que era en realidad.
Daria entra con mucho empuje en la oferta gastronómica de la ciudad, en un local muy bonito, bien situado y con una carta que dará que hablar.
Bonifaz 19 Santander 942550787