Cada rincón de Cantabria tiene su propia esencia, y el Balneario de la Magdalena no solo destaca por sus vistas, sino también por su propuesta gastronómica. Si en mi última visita me tomé el tiempo de explorar su terraza durante el desayuno, esta vez decidí descubrir lo que ofrecía en la hora del almuerzo.

Balneario de la Magdalena

Desde el primer momento, el ambiente del comedor me atrapó. Aunque muchos disfrutan del aire libre, yo prefiero la comodidad del interior, sobre todo en verano, cuando la climatización marca la diferencia. Mi elección no pudo ser mejor: era viernes y el restaurante estaba a rebosar, algo que, según el personal, es habitual día tras día.

La cocina: tradición y creatividad bajo la batuta de Fernando Llamosas

Carta Balneario de la Magdalena

El menú mantiene los imprescindibles del grupo Carlos Crespo – El Riojano, pero aquí cada plato tiene su propia interpretación. El responsable de ello es Fernando Llamosas, un chef con una trayectoria destacada dentro de Cantabria, que sabe cómo equilibrar sabores y texturas para sorprender en cada bocado.

Aperitivo Mantequilla

Nada más tomar asiento, un detalle simple pero revelador: mantequilla con toques de sal en escamas acompañando el pan, un gesto que adelantaba el nivel de atención al producto. Decidí acompañar la comida con un Brut Barroco, un cava conocido que en este restaurante se sirve por copas, permitiendo maridar cada plato sin compromiso.

El Menú: una experiencia gastronómica completa

La selección de platos combinaba tradición y frescura, ideal para combatir el calor veraniego:

Salmorejo con tomates del norte, huevo picado y jamón ibérico

  • Salmorejo con tomates del norte, huevo picado y jamón ibérico. Un añadido inesperado: una galleta crujiente y un helado de tomate que elevaba el conjunto, aportando una textura inesperada y un contraste de temperatura digno de aplausos.

Salpicón de pulpo y langostinos

  • Salpicón de pulpo y langostinos, un clásico bien ejecutado con el punto exacto de vinagre, manteniendo el equilibrio entre sabor y frescura.

Langostinos al ajillo

  • Langostinos al ajillo con una reinterpretación interesante: el ajo no se fríe, sino que se confita, lo que suaviza su intensidad sin perder ese toque picante de la guindilla.

Carrillera melosa

  • Carrillera melosa sobre un parmentier de mantequilla con una salsa de vino añejo. Un plato que cerraba la experiencia con una explosión de sabor.

El Balneario y su oferta de arroces: un motivo para volver

Si algo distingue al Balneario, además de su ambiente y su cocina, es su apuesta por los arroces. Sin embargo, se sirven únicamente para un mínimo de dos comensales, así que me guardo ese placer para una próxima visita.

Balneario de la Magdalena

Balneario de la Magdalena

Balneario de la Magdalena

Factura Balneario de la Magdalena

Para quienes buscan disfrutar de una gastronomía con identidad, un entorno acogedor y una cocina que combina tradición y creatividad, este lugar es una apuesta segura.

Por El Mule

Histórico de visitas al Balneario de la Magdalena

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