Hemos Comido…en Guadalupe. Teníamos una visita pendiente a la ciudad de Guadalupe y a su monasterio y este fin de semana, nos quitamos ese antojo.
19 de mayo de 2012. Después de la visita pertinente al monasterio dimos una vuelta por las tiendas de la plaza, que es bastante agradable. Compramos unas morcillas, típicas de la zona. Son unas morcillas grandes que se hacen cocidas en vez de fritas.
El siguiente paso fue decidir el restaurante para comer. La decisión no fue fácil, pues la oferta es variada, con menús parecidos. Al final nos decidimos por la Posada del Rincón, en un lado de la plaza.
El salón estaba muy bien dispuesto. Las mesas bastante amplias, sin estar demasiado juntas unas a otras.
Este restaurante, como la mayoría de los de este lugar, dispone de menús de varios tipos y precios. Teníamos tres menús a elegir de 9, 13 y 20 euros. Como queríamos probar la comida de esta tierra, nos decidimos por el de 20 euros. Como probamos todos lo de todos, pedimos cosas diferentes.
Acompañamos la comida con una jarra de vino de pitarra, que no estaba mal.
Para empezar nos pusieron unos trozos de morcilla. Como ya comentaba, es distinta de la de Burgos. Está hecha de berza y hay de dos tipos: picante y no picante. La que probamos era picante; pero, al menos en mi opinión, en su justo punto.
Era la primera vez que probábamos este tipo de morcilla y nos gustó.
Después nos trajeron unos primeros platos:
Para empezar, no podíamos venir a estas tierras sin probar una migas. El plato era enorme. Las migas, propiamente dichas, estaban muy bien hechas, sueltas y bien fritas. El acompañamiento consistió en chorizo, tocino, costillas y un huevo frito. Yo prefiero torreznos; pero no estaba mal el tocino. Lo que no me gustaron fueron las costillas, muy duras.
Eché de menos unas uvas en las migas; pero es posible que no sea usual en las migas extremeñas.
Otro de los platos que pedimos fueron unas judías con perdiz. Aparte de ser un poco escasos en perdiz, las judías estaban muy suaves y sabrosas. Un acierto en el plato.
Para terminar la primera ronda, probamos una sopa de tomate, típica de por aquí. Fue la sorpresa de la comida, pues nunca había probado una sopa de este tipo. Para hacernos una idea era una especie de sopa castellana; pero con tomate. No se me ocurre otra descripción mejor.
Era el momento de los segundos platos. Como no podía faltar por aquí, pedimos una caldereta de cordero. Estaba bastante sabrosa, la carne tierna y unas patatas fritas de acompañamiento muy bien fritas (no congeladas).
En segundo lugar nos recomendaron un bacalao a la monacal; pero debo decir que fue la decepción del día. El caso es que es un plato típico de estas tierras. Tengo pendiente probarlo en condiciones en el futuro.
El bacalao era fresco, con demasiada sal. Sin ninguna duda no era un plato para un menú de 20 euros. La salsa tampoco era una cosa de otro mundo: una salsa de nata muy diluida, con un buen trozo de pimiento rojo que no le va, al menos en mi opinión, para acompañar a un pescado con salsa de nata.
El último antojo que teníamos para probar era una caldereta de venado; pero no quedaba y nos lo sustituyeron por unas chuletitas de cabrito. Estaban bastante decentes y las patatas, como las de la caldereta, muy bien fritas.
Los estómagos los teníamos ya a reventar; pero no pudimos dejar de tomar unos postres: tarta de tres chocolates y tarta de queso. No estaban mal.
En definitiva, no sabría si recomendarlo o no. Como suele pasar en todos los menús con platos a elegir, hay disparidad entre unos y otros para un mismo precio. Si tuviese que ponerle nota, sería en torno a un 6 sobre 10.
Plaza de Santa María 11 Guadalupe 927367114
Por Antonio Del Campo