Hemos Comido…en los confines de la provincia «Donde San Pedro perdió el Paraguas», en la subida a Piedrasluengas uno de los lugares más bellos de Cantabria y por donde no había pasado nunca.
Gracias a Iñaki que me recomendó el sitio y que venía de la Feria del Queso de Tama en dirección al Octavo Mercado Campurriano, atravesando la montaña palentina, subiendo por Piedrasluengas. Por cierto, la primera parte del trayecto en obras. Se lo recomiendo a todo el mundo que no lo lo conozca, merece la pena. Es naturaleza en estado puro, desde arriba del puerto solamente bosque y montaña. Si me pongo a hablar del entorno no acabo y no podría reflejarlo de la misma manera que si os acercais a verlo.
La Venta Pepín se encuentra en la subida al puerto de Piedras Luengas, casi en el límite provincial con Palencia, perteneciendo al pueblo de Cueva dentro del ayuntamiento de Pesaguero.
Está al lado de la carretera y dispone de parking. Es un lugar privilegiado con unas preciosas e imponentes vistas de Peña Labra, el valle de Liébana y los Picos de Europa.
El local es un hostal restaurante con dos estrellas, bar y restaurante. Dispone de seis habitaciones, pero por lo que realmente se le conoce y tiene fama es por su restaurante, regentado por los hermanos Caloca.
El bar es pequeño, pero muy acogedor. Con dos mesas donde se pueden degustar raciones de embutido y queso caseros al lado de la lumbre si hace frío. La cocina es casera, típica de la zona, basada en los cocidos, las carnes y embutidos totalmente caseros procedentes de su propia ganadería.
El plato estrella es el cocido lebaniego. Para mí el mejor de la zona. Primero te traen una sopera con una sopa de fideo con el caldo del cocido, vamos como se hacía en casa y después lo mejor. Unas fuentes inmensas de garbanzos adornadas con su chorizo, casero donde los haya, con ese toque de la zona, con el tocino de su matanza, la carne de su ganadería, ese relleno que está buenísimo.
Vamos, que hay que ser un paisano con todas las letras para no dejar nada. No perderse la chuleta (de casa) y los insuperables arroz con leche y queso fresco con membrillo, hechos con leche de vaca 100% a la manera típica de allí.
Los amantes de la gula también disponen de unos huevos fritos con chorizo casero y si van en plan picoteo unas raciones de jamón de casa con queso curado al estilo de allí.
La relación calidad precio para mí es insuperable. Las raciones son muy abundantes y el trato es muy cercano y cordial.
Iñaki Santurtun Parbole
Pues siguiendo las indicaciones de Iñaki me dirigí a casa de los hermanos Caloca. Anteriormente había hablado de mis intenciones con Cesar de queseria Rio Deva el cual me dijo: «dile que vas de mi parte y que te de de su carne». Según pude informarme tienen una carne de su ganadería que cuando cualquier lebaniego tiene intención de tomar una chuleta o carne de la mejor calidad se acerca al linde de la provincia, a Venta Pepín a tomarlo.
Como siempre llegue muy pronto y el comedor estaba vacio, lo cual te da pie a entablar conversación, pues la gente esta más relajada a estas horas que en medio de todo el follón. Me ofrecieron lo que tenían y me decidí por el cocido lebaniego, que hacia bastante que no me tomaba uno. Además me aseguraron que la carne era de su «cosecha», ellos mismos me lo recomendaron.
Que nadie piense en lujos extraños, mantel de papel, todo muy limpito «inmaculado» y muy ordenado, el pan en su pequeño cuevanuco, el vino en su propia frasca y una serie de detalles muy a tener en cuenta.
Comienzan sirviéndote una sopa de fideo bien desgrasada y con el fideo en su punto. Hubo algo que me sorprendió, en la mayoría de lo sitios de Liebana, el cocido suele pecar de salado, en este caso es más bien tirando a soso. Pero te ponen en la mesa un salero, o sea que es algo premeditado y la verdad es que se agradece; la demasía de sal no tiene solución, pero la falta es muy facil. Bueno a lo que estamos, la sopa muy sabrosa rica y abundante. Además te sirven los garbanzos, pero te dejan la sopa. Hay mucha gente que con los garbanzos se sirve un poco de sopa, yo entre ellos, y de hecho te lo recomiendan cuando te los sirven. Te sirven unos garbanzos de León, pero según decía uno de los hermanos a ellos se los venden como de Liebana (entre sonrisas), el garbanzo muy bueno pequeñito y perfectamente hecho, acompañado de una gran cantidad de compaño. Me encanto el chorizo, justo de picante y bien curado, todo el compaño buenísimo.
Me lo comí todo «con dos» que hay que tenerlos para acabárselo. Lo único que dejé fue un trozo de tocino, que es algo que con lo que no puedo, las grasa de este estilo me dan un ardor de estomago increible, asi que procuro evitarlas.
De postre me recomendaron el arroz con leche famoso en los alrededores, pero lo rehuse por dos razones, la primera es que no me gusta el arroz con leche, a mi el arroz en salado y la segunda que no habría podido con él. Así que me tomé una refescante mouse de limón, por cierto buenísima y casera. Resumiendo inexcusable perderse este lugar por todo entorno, calidad de la comida y precio, hay que volver que se nos han quedado cosas por probar.
Aquí os dejo un regalo la panorámica desde arriba de Piedrasluengas. Si pinchas encima de la foto puedes verla en su verdadero tamaño unas 6 MG.