Hemos Comido…en Pechón pegado al camping en el restaurante Las Arenas, llevaba con intención de acercarme desde el invierno pasado que lo descubrí.
Agosto 2016. Mi primera toma de contacto fue al pasar por delante del restaurante y ver una brasa en la que asaban calçots, no pude por menos que parar y quedarme a probarlos, apuntarle en la agenda de pendientes y esperar a tener la oportunidad de acercarme.
Coincidió que pasaba por los alrededores y me acordé del sitio, así que paré a ver que se cocía.
El lugar tiene cierto aire gallego y no iba desencaminado, el dueño y cocinero, Julio Álvarez, es de origen gallego y residente en Cantabria.
Dispone de una extensísima carta donde tiene apartado hasta para unas pizzas de las que el mismo elabora la masa y posteriormente cuece en un horno de leña y que solo sirve por la noche.
Otro apartado es el mercado, compra directamente a los pescadores, lo que le atribuye al producto originario del mar una frescura como ninguna y una alternancia de especies dependiendo de la pesca del día.
Estuve observando como le traían oyocántaro y centollo directo de la mar para incorporar al vivero.
Dispone de unas cuantas áreas, la barra, un comedor interior de grandes dimensiones, un comedor exterior y una terraza a la entrada de también gran tamaño.
La carta como os dije es bastante extensa y se divide en cuatro grandes apartados, especialidades de la casa, arroces, pescados y mariscos y carnes a la parrilla.
Le acababan de traer unos maganos de guadañeta y le pillé con ellos en las manos, así que no pude resistirme y cayeron tres, este año ha habido bastante magano y aunque caros se podían pagar.
Los maganos resultaron excelentes, muy bien hechos, en primera cocción y supremos en cuanto a sabor, un auténtico vicio.
Comimos con un albariño Val do Sosego, que nos acompañó durante toda la comida. Por cierto, éramos dos comensales y el otro le tocó otro tanto.
De segundo una ración de chuleta de Tudanca, perfecta de punto y acompañada de unos pimientos naturales y unas patatas artesanas. Una carne excepcional, magra y bastante joven pero no por ello exenta de sabor. El otro comensal tomó lo mismo, la carne no decepcionó en absoluto.
Y para terminar una tarta tatín, fea de aspecto pero buenísima, nunca la he tomado ni tan fea ni tan buena, una delicia.
Al final el otro comensal no me dejó ni pagar ni fotografiar la factura. Le encantó el sitio, me dijo tu invitas y yo pago mientras me sigas descubriendo sitios como este.
Carretera Ca-380 39594 Pechón