Hemos comido…en este restaurante coruñés situado en la corazon de la ciudad vieja de La Coruña, plaza María Pita y flanquedo por restaurantes tradicionales de esta ciudad.
Es otro ejemplo de los restaurantes tradicionales de La Coruña, clásico en su ubicación, en plena Puerta Real, conservador en su cocina de producto y con solera en la familia, ya que pertenece al grupo del Coral y del Finisterrae en el Acuario. A mí me dejó un sabor agridulce, pues la calidad del producto no es discutible, pero la cocina estaba claramente falta de mimo.
Éramos tres y comenzamos con un plato de vieiras con centollo. El centollo, sabroso, no estaba a la altura de las excelentes vieiras, unas croquetas de percebe que nunca había tomado, plato que, aunque curioso por el regusto del percebe, no es de los que se vuelvea repetir, y un salpicón de marisco, que intenta emular otros cercanos pero cargado de vinagre, eso si bien cargado de marisco. A mitad de la cena se fue la luz y nos comentaron que era algo habitual pues no se que pasaba con los automáticos, supongo que demasiada carga, nos pusieron unas velas y continuamos, fue la anécdota de la cena, a mi hija de hecho le encantó eso de cenar con velas. Yo me cagé en la ruindad a la hora de contratar el suministro eléctrico. De segundo mi hija se tomó un bacalao que no le gustó nada pues no sabía absolutamente a nada, doy fe de ello que lo probé. Por mi parte, un buen lomo de ventresca de atún rojo marinado en tandoori, muy poco hecho en la plancha y acompañado por un salteado de arroz que estaba muy pero que muy bueno, lo mejor de la velada y mi mujer lubina hervida en algas y salsa de erizos. Probar este plato es razón suficiente para volver a este lugar, la calidad del lomo de lubina es superior y hervirlo en algas le otorga unos sabores y aromas casi inperceptibles a la vez que subllimes, no sé si la hierven o la hacen al vapor pero la verdad es que el plato es diez. De postre tomamos la milhoja de dos chocolates con granizado de café y helado de queso con membrillo y teja de almendra, estaban bien los dos postres.
Ya digo que las sensaciones que me provoca el lugar son encontradas, no es barato pero la calidad del producto es alta, intentan innovar ante una clientela tradicional, pero eso no les funciona demasiado bien en todos los platos. Por otra parte, la selección de pescados y mariscos es de primera, pero le falta cierta atención. El servicio es rápido y atento, el propio Pablo Gallego está en la sala y eso se nota positivamente. El precio es elevado.
Plaza de María Pita, 11 15001 Coruña