Hemos Comido…en el Pericote, en su nueva ubicación en Oruña de Pielagos, en la antigua residencia de Pilar.
Ahora no puedo decir que vuelta al Pericote, pues para mí siempre estará en Tanos, esto es un híbrido: Hostal-Pericote. Une y reune lo mejor de cada casa, por un lado las instalaciones que son perfectas, por otro la cocina y la sala de Cesar Muriedas, este inquieto empresario cántabro.
Visita con compañía madrileña que no conocía las instalaciones y que se quedó maravillado con el jardín del restaurante y por supuesto con las viandas.
Comenzamos picando una tapa de chorizo de vacuno. Muy bien conseguido, nos gustó mucho a los dos comensales.
Marinado de tudanca. Delicioso, de corte fino (que es lo que le va) y gran sabor.
Croqueta. Muy líquida, de muy buen sabor y textura, fritura perfecta y bien escurrida.
Alubia de la granja con carrillera. Un guiso potente, pringoso, meloso, me ha seducido a la primara cucharada.
Bacalao. Aquí el bacalao deja claro que es el amo del cotarro, un punto perfecto con la sal justa y un corte de buen calibre que hace las delicias en boca.
Callos. Para mí son palabras mayores, el guiso me resultó agradable de muy buen sabor y el toque del huevo le aporta melosidad, pero echaba en falta algo más de alegría, un toque picante más elevado.
Para terminar un entrecote. Se acompañaba de unas patatas fritas de las que ya no se ven y unos pimientos asados también de lujo; todo un debate, no sabes por quien decantarte de los tres componentes del plato, pues los todos aportan lo mejor de cada uno y compiten por llevarse la corona.
De postre tarta de queso y quesada de la casa a la antigua.
Se ha cambiado de ubicación, pero no de cocina, sigue dándonos las mismas alegrías que anteriormente, este nuevo binomio aporta más alicientes, si cabe, a un renovado y trasladado Pericote.