Me presenté al casting Masterchef con la intención de vivir una nueva experiencia, y si de paso lograba entrar pues bienvenido sea, a nadie le amarga un dulce.
Hace no muchas fechas La 1 de TVE comenzó el talent show Masterchef, un programa concurso que trata de elegir al mejor cocinero amateur de España. En su debut captó la atención de más de dos millones de espectadores y un 11% de share.
A los casting se presentaron más de nueve mil personas, yo entre ellos, de los cuales 453 se clasificaron para una prueba celebrada en Madrid de la que salieron los 40 candidatos. Al final, entraron en el programa 16 finalistas.
Como di mi palabra de no presentar las fotos que había hecho hasta que hubiera comenzado el concurso, hoy es el día en que presento las fotos del casting en Bilbao, contar alguna anécdota y valorar el programa desde mi punto de vista.
El programa, en lineas generales, me parecio mas un reality que un concurso de cocina, algo que despues ha ido cambiando con el tiempo.
Llegué el segundo a la cola a la entrada del Palacio Euskalduna, donde me encontré con un concursante que estaba el primero, un prejubilado con el que entablé conversación. Al poco apareció Ricardo Ezcurdia, también de Santander y conocido. Cuqui de Asturias, que había perdido el carnet y sin el no podía presentarse al casting, por lo que desde primera hora de la mañana estuvo de carreras para lograr que se lo hicieran en comisaría, a los que tuvo que «sobornar» prometiendoles que les enviaba unos callos cuando regresara a su domicilio en Asturias.
Nos hicieron esperar un montón para entrar a registrarnos, pasamos a una fila donde había que presentar una serie de papeles y el DNI. Acto seguido nos hicieron bajar a la calle para grabar la cola para el programa. A partir de aquí empecé a percatarme de ciertas cosas, la primera que todo sigue una guión y la segunda que bastantes cosas se daban por hechas, creo que esta ultima fue el mayor error pues solamente se emplataba, lo que creo que dio lugar a bastante errores.
Mucha gente con muchas ilusiones y con un gran conocimiento de la cocina, anecdoticamente uno de ellos en concreto traía un plato excepcional, había venido desde Asturias de la zona minera a dedo pues no tenía dinero para el billete de autobús y había pagado con una tarjeta de crédito unos platos para el emplatado, que no sabía como los iba a pagar.
Una vez en la cola estuvimos más de una hora bajo la lluvia, nos entrevistaron de otros medios, el Correo, ETB, etc. Según me dijeron después algunos aparecimos en Eukaltelebista y en alguna otra cadena vasca, me mandaron los videos unos amigos.
Por cierto, más de uno que no traía paraguas se cogió la calada del siglo pues caía una «calabobos» o «chirimiri» de lo más pertinaz. Una vez grabadas la imágenes que les interesaban procedieron a darlos unos números repartidos por diferentes horarios para no tener que estar todo el día esperando. Yo tuve la suerte de que me tocara el primer turno, hasta la una del mediodía.
Nos prepararon unas mesas habilitadas para hacer el emplatado y al tajo por riguroso orden. Te daban quince minutos para hacer los dos emplatados, uno para la primera entrevista, si superabas esta pasabas a la segunda.
Ricardo fue al primero que le tocó al poco Cuqui, después yo. Y cuando salía del palacio en dirección a Santander entró el primero con quien compartí espera y charla.
Dentro de lo que se presentó al casting había de todo. Uno de los que pude ver lo había comprado en el bar de esquina, no cabía duda. Otros lo estaban haciendo on line. Otros terminándolo. Alguno pude comprobar que lo habían comprado en algún «buen sitio» y lo presentaban sin ningún pudor, llevaban hasta el sello en los recipientes, pero por norma general mucho nivel.
La mecánica del casting fue la siguiente hasta donde yo la conozco :
Te apuntabas al mismo.
Te llamaban por telefono preguntándote por algo relacionado con la cocina. A mí me preguntaron por el streak tartar, si sabía lo que era y una técnica de cocina para postres que ahora no recuerdo. Vamos, de hecho no lo sabía pues nunca me he metido en el mundo de los postres, es algo que no me gusta nada cocinar, se parece más a una formula química que a cocinar.
Si pasabas esta entrevista telefónica tenías que enviar una especie de curriculum donde debias de incluir fotos y hablar de ti, rellenar una ficha. Te lo devolvían a vuelta de correo electronico, con un número bajo el cual quedabas ya identificado. Si pasabas sus espectativas te podías presentar al casting presencial que te correspondiera, en este caso a Bilbao.
Una vez en el casting tenías 15 minutos para emplatar, una receta que tenías que traer hecha. A la hora de emplatar tenías que preparar dos platos unos para la primera entrevista y otra para una segunda a la que pasabas en caso de superar la primera.
En la primera te entrevistaban tres personas y una de ellas probó el plato (yo alucine, como tenga que probarlo todo termina en Cruces seguro), los otros dos te hacían preguntas más relacionadas con la gastronomía y por qué te presentabas. Si les convencías pasabas a la siguiente fase o entrevista.
La siguiente entrevista te la hacían de cara a la cámara, donde te estaban grabando, tenías que presentarte y un poco vender tus opciones como concursante.
Parece ser que a la gente que elegieron se lo comunicaron y los concentraron en Madrid. Donde todos habeis visto como se desarrolló la última selección.
En la primera emisión pude comprobar que el guion no deja nada al azar, con un énfasis especial en distinguir tres tipos distintos de jueces desempeña el típico papel poli-bueno poli-malo poli-comprensivo.
Un jurado formado por los cocineros Jordi Cruz y Pepe Rodríguez y por la empresaria de catering Samantha Vallejo-Nájera, en el primer programa me pareció bastante poco creíbles sus poses, pero conforme ha ido avanzando el programa estas se han ido afianzando y han terminado dejando de ser una pose para salir a la superficie el verdadero carácter de cada uno de ellos, mucho menos artificial que la pose inicial.
De otros realitys suelo ver al Chef Ramsey, Chicote y alguno que otro americano. El que más me gusta es el de Chicote, buenísimo. Ramsey también está bien, son más objetivos y centrados en realidades de la cocina, sobre todo a la hora de llevar un negocio adelante. La verdad es que Chicote es genial.
Los americanos no suelen gustarme, por su contenido generalmente exhuberante en tamaños, aunque hay excepciones.
Los concursantes de MasterChef reciben su primera clase en Le Cordon Bleu Madrid. La prestigiosa escuela culinaria se encargará de la formación de los aspirantes durante su estancia en el talent show. Además, otorgará becas para cursar reconocidos programas a los tres primeros finalistas: Grand Diplôme para el vencedor, y Diploma de Cocina y Certificado de Fundamentos de Cocina Española para el segundo y el tercer clasificado. La primera clase la impartió el chef Erwan Poudoulec y ofreció a sus nuevos alumnos consejos y técnicas para el corte de verduras.
El chef Alejandro Alcántara, asesor culinario de MasterChef, imparte una nueva clase a los aspirantes: cómo limpiar pescados. En un espacio cedido por la Fundación APROCOR, nuestro experto les ha enseñado a cortar un rodaballo y merluza y obtener los filetes de estos pescados. Además cocinaron un bogavante que les sirvió en la Caja misteriosa del tercer programa.
Alcántara les explicó cómo hacer un paté de hígado de rodaballo. «Con el hígado, ajos salteados, charlotas sofritas y un poco de vino dulce y vinagre balsámico, se cocina todo un poco, que queda un paté buenísimo», dijo el chef.
La chef Virginia Churruca impartió la clase más dulce a los apirantes de MasterChef: tartas y repostería. Los concursantes tomaron nota y practicaron varios tipos de postres en las cocinas delTaller de tartas, una tienda y escuela especializada en la decoración y respostería.
el chef Diego Muñoz Muñoz-Cobo ha impartido la clase en la escuela culinaria Alambique, de Madrid, donde los concursantes han aprendido las salsas base. Salsa americana, salsa Cumberland o la crema inglesa son algunas de las salsas que prepararon los aspirantes.
Andoni Luis Adúriz en el programa número 3. Este premio solo pudieron disfrutarlo los ganadores de la prueba por equipos. Adúriz tiene dos estrellas Michelin y es chef del restaurante Mugaritz, uno de los 10 mejores del mundo. Una clase que los afortunados no olvidarán nunca, en la que aprendieron que el gusto y el olfato son importantes en la cocina, pero también la memoria y el recuerdo.
Joan Roca, chef con tres estrellas Michelin y dueño de El Celler de Can Roca (el mejor restaurante del mundo), impartió una MasterClass a los concursantes sobre productos de mar y como sacarles el mejor partido a cada uno de ellos.
El mejor repostero de Europa Paco Torreblanca les da las claves para preparar el mejor Croquembouche, postre típico francés.
Este pequeño resumen nos muestra la evolucion del programa que a mi entender ha ido gananado en todo conforme va avanzando y segun mi criterio se vuelve cada vez mas interesante gastronomicamente hablando, una pena no haber podido participar para poder adquirir los mismos conocimientos que los participantes.