El mejillón es una fuente de proteínas con pocas calorías, rico en hierro y en vitamina B12 y acido fólico.
Limpiamos bien los mejillones, les retiramos todas las cuerdas, los abrimos en un recipiente con agua y un vaso de fino o manzanilla.
Según se van abriendo los vamos depositando en un escurridor y recogemos el agua que escurren en un recipiente, reservamos los mejillones y el agua de la cocción.
En una sartén añadimos aceite, unas hojas de laurel, unas cabezas de ajo enteras y un par de guindillas.
Cuando este caliente el aceite añadimos pimentón y lo tostamos un momento, añadimos un par de cucharas de vinagre y el caldo de la cocción de los mejillones.
Tras el primer hervor añadimos los cuerpos de los mejillones y apagamos el fuego.