Últimamente va de japoneses la cosa, parece que vuelve la moda de lo japonés con fuerza.
Restaurantes japoneses, comida japonesa, sushi, shashimi, algas, etc. Pero algo de lo que no había oido hablar más que en contadas ocasiones: whisky japonés. Lo último que espera uno de un whisky es que venga de Japón, pero en esto también los japoneses han sabido aprender y hacer productos de primera calidad.
Pero, ¿desde cuando hacen whisky los japoneses y por qué? Tras su historia hay dos nombres. Suntory es la del hombre que hizo posible producir whisky de calidad fuera de Irlanda o Escocia. Shinjiro Torii, un tendero de Osaka que destilaba sake y que consiguió crear una empresa de destilados. Le llamaban la nariz de Osaka.
A principio de los años 20 a Shinjiro conoció a Masataka Taketsuru que venía de Escocia donde había estudiado química y donde había aprendido a destilar whisky, y como le había resultado imposible contratar a un experto irlandés o escocés, de inmediato lo contrató. En 1929 ve la luz el primer whisky japonés, Shirofuda. En 1934 Taketsuro dejaría Suntory y se trasladaría a al norte de Hokkaido para fundar Nikka.
El whisky japonés desde hace algunos años, ha empezado a crecer en producción y en reputación, lo que en un principio creían que era una imitación del whisky escocés, es hoy un whisky con estilo propio.
Yamakazi, de un delicioso color caoba. El Yamakazi es el primer whisky de la casa Suntori, el buque insignia de sus wishkies. Considerado y premiado como el mejor whisky de malta japonés, con nariz de cereza seca, grosella, puré de tomate, vinegra y nogal y un acabado profundo con toque en boca de mermelada, café, cacao y almendra.
Hibiki. El mejor. Y cuando decimos el mejor nos referimos al que mas premios ostenta, entre ellos el de ser no sólo el mejor “”blend whisky” japonés sino del mundo. De 12, 17, 21 y 30 años, el Hibiki, que en japonés significa “resonancia”, presenta un color ambar más oscuro por tener más años de maduración. Piña, frambuesa, ciruela, miel, hibisco en nariz, plátano, granada, natillas y pimienta rosa en boca y con un acabado complejo.
Hakushu. De Suntory, es uno de los whiskys más curiosos y premiados de cuantos se producen en el mundo. De aroma levemente ahumado (ciruela, caramelo) en que su botella verde encierra un destilado de malta a base de hierbas con un sabor fresco y afrutado, en boca lavanda y piña.
Little Boby es mi particular lugar donde tomar una buena copa y habitualmente un cava bien fresco, un lugar relajado con buena musica y compañía.
Su nombre surge cuando los barmans les decían a sus clientes que hablaran bajo para no levantar sospechas, durante la ley seca. Little Bobby es un proyecto que surge de la mano de tres jóvenes bartender que recuperan el esplendor de aquella época con una variada carta de cócteles, gin tonics y una muy buena ronería llamada La Habana Vieja.
Asitimos al master class que se impartio en el Little Boby, donde pudimos comprobar la calidad de estos whiskys maridados con sushi. Sí señores, una merienda de sushi con whisky y algún que otro coctail. A mí particularmente me gustó el maridaje con el destilado, a pelo y un poco de hielo, una maravilla pero dejemos que nos expliquen como se sirve este tipo de whisky.
Por EL Mule