Hemos Comido…en El Redoble, en Puente Arce.
Nos vimos atraídos por el anuncio de Instagram de los jueves del Redoble o denominados Redoble de sabores, menú maridaje de 4 platos y postre por 25€ iva incluido.
Somos conocedores de su buen hacer, pero esta magnífica propuesta, llena de originalidad y sorpresa, nos motivó para reunir a tres viejos amigos alrededor de un mantel, un jueves noche.
Llegamos un poco antes de la reserva, perfecto para aterrizar y tomar una cervecita previa para ponernos en situación.
Enseguida vino el servicio para atendernos y a continuación Gema Ruiz, propietaria y entusiasta de este negocio desde 1999, nos presentó la maravillosa velada que estaba por venir, nos mostraron una hospitalidad gentil y una amalgama de posibilidades acerca de dicha propuesta, podíamos observar problemáticas, elecciones únicas de caldos, diversas opciones de todo lo que quisiéramos, en definitiva, no era una propuesta impuesta y encorsetada al uso sino todo lo contrario, que nos hizo reafirmarnos en nuestra elección para un jueves de amigos.
Sin más dilación, comenzó el primer plato, una sopa de crustáceos, sublime, con un sabor intenso y muy sabroso que me transportaba a la sopa de Navidad hecha por mi madre. Nos sirvieron un vino blanco denominación Rueda, llamado Emina, del año 2019, uva verdejo, muy fresco y afrutado, sensacional para acompañar este plato.
Seguimos con el mismo caldo, siendo servido con asiduidad por los camareros, sin escatimar y acompañando el segundo plato, un salteado de verduras de temporada sobre crema de piperrada, si hubiera tenido que apostar jamás hubiera comido ese plato, sin embargo, el open mind recomendado por Gema, me hizo abalanzarme sobre el plato como si del mayor manjar por mí preferido, resultó ser un excelente producto, tierno y con un equilibrio y un sabor delicioso, nunca anteriormente degustado por mí.
Llegó el cambio al tinto, con un vino francamente sorprendente por estar fuera de la denominación de Ribera del Duero, siendo un vino de Castilla y León, uva tempranillo y cavernet sauvignon, 12 meses de barrica de roble francés, con cuerpo y muy agradable en boca, llamado Villalar, de bodegas y viñedos La Mejorada; y llegaron unos lomos de chicharro asado con manzana caramelizada, crema de limón de Novales y virutas de foie, a primera vista no concebíamos esa mezcla de sabores tan dulce con tanto cítrico, pero resultó ser una magnífica sorpresa que elevó esos lomos a los más altos altares del mar.
Por último de los platos salados, nos trajeron un pastelito de jijas y pimientos verdes fritos con queso del Pendo, supuestamente las jijas tienen la mala reputación de ser grasientas, que repiten, pesadas, pero tienen un sabor tan característico que nadie le da importancia a esa mala reputación, y si además, están acompañadas de un bollo tan delicioso y unos fantásticos pimientos verdes fritos con un queso del Pendo, se olvida todo y se da paso a un placer extremo que simplemente hace gozar a los comensales.
Para rematar la faena, un postre que, como ocurrió con las verduras se me cambió el semblante, pero al pensar a que había venido, no dudé en atacarlo dejando abandonado todos los prejuicios y rechazos de la niñez, unos canutillos de galleta María sobre crema de café dromedario, 2 veces en mi vida tomé café, una sólo y otra con leche, y jamás volví a probarlo, quizás por prejuicios o por recuerdos nada agradables, resultó ser un postre riquísimo y que cambió mi opinión acerca del café dromedario.
Para acabar nos ofrecieron una copa de cava, los tres lo rechazamos, pero uno de los tres tomó café, y los tres lo sustituimos por un digestivo, chupito de orujo blanco, de crema de orujo y whisky Juanito Caminante etiqueta negra, a lo que nos invitaron.
La velada de sabores con todo resultó magnífica y todo por 30€/comensal, un auténtico placer, que nos emplaza para la próxima.