Hemos comido..en Pomaluengo en la Venta de Castañeda.
Pomaluengo, además de su localización privilegiada a 28 kilómetros de Santander y 10 de Torrelavega, está situada muy cerca de los principales puntos turísticos de la región, contando además con una historia propia que alcanzó gran relieve en la Edad Media con la construcción de la Colegiata de Santa Cruz, uno de los monumentos románicos mas importantes de la región.
La localidad que cuenta también con una amplia superficie de bosque autóctono de castaños y robles, fue además lugar de tránsito hacia Santiago de Compostela a través de una variante de la ruta jacobea por la costa cantábrica.
La iglesia de Santa Cruz, uno de los templos románicos más importantes de Cantabria, surgió como monasterio en los primeros siglos de la Reconquista, transformándose en colegiata a finales del siglo XII, época de la que data la actual edificación. Durante la Edad Media, la localización del monasterio cerca de un importante cruce de caminos el paralelo a la costa y el que desde la meseta comunicaba con el Escudo le convirtió en un enclave próspero.
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Basándose en la cocina de mercado, la carta se adapta a los productos de temporada: carnes rojas, productos de la huerta y pescados, sobre los que se aplica una combinación de técnicas tradicionales e imaginación. Este restaurante abierto en 1991 podría haber sido uno más de los restaurantes de carretera esparcidos por toda España, pero de una manera intuitiva sus propietarios decidieron diferenciarse buscando en las materias primas y en los toques innovadores un punto de ambición que lo ha situado entre los más conocidos y apreciados de Cantabria. Basándose en la cocina de mercado, la carta se adapta a los productos de temporada.
Santiago Flor Sierrra se encarga, desde los fogones de este acogedor restaurante se ofrece una carta de cocina tradicional de la región puesta al día en lo que refiere a técnicas de cocción, teniendo en las carnes asadas sus puntos fuertes. Mollejas con setas, ventresca con cebolla roja escabechada, cocido montañés con su compagno, almejas a la sartén, bacalao a la montañesa, albóndigas de pescado azul con salsa marinera, escalopines con salsa de nueces, entrecot de novilla a la mostaza antigua y bistec de avestruz con puré de coliflor son apartados recomendables de su carta.
Como entradas, tomamos compartidas foie de pato hecho en casa, de una textura ideal, pimientos asados con anchoas de Santoña buenos los dos pimientos y anchoas, unas rabas estilo Santander, vaya bien. Y ensaladas de perdiz en escabeche con choucrute, canógios y tomate cherry, me encantó el escabechado de la perdiz. Y ensalada de ventresca con anchoas y cebolla roja esta última me gustó más todavía que la anterior y eso que a mí las ensaladas miau.
En los segundos tomamos el solomillo parrilla al queso picón con patatas avellanas, muy buena carne y patatas patatas. Pierna de lechazo rellena de mollejas y riñones a la sal, lo probé, exquisito. Otro tomó merluza a la parrilla con su refrito, le gustó bastante, otro de los comensales tomó rape relleno gratinado que tenía una pinta excelente y que alabó grandemente el comensal. Y el último tomó carrilleras de ternera, estas también las probe y estaban buenísimas.
Comimos con un Lusia de Bodegas Río Santo.