Hemos Comido…en La Malinche en este lugar de reciente apertura donde cocina nuestro antiguo conocido de Color de Carico Emilio Gutiérrez Solórzano.
Julio 2012. Tiene una cortita carta dirigida al mediodía hacia el menú del día y dividida en dos tipos de menú: el dietético y el ejecutivo. A parte una serie de raciones para el que prefiera este tipo de comida. Sus propietarios son Guillermo González y Gregorio de la Roza, también al frente del Arrabal 11. El local lleva abierto hace apenas un mes y consta de dos espacios bien diferenciados, la barra más enfocada a picoteo, a tomar un vino o vermut y alguna ración y el comedor.
El local pese a su reciente apertura se encontraba prácticamente lleno tanto la zona de la barra como el comedor. Tiene una especie de barra en el comedor donde se come a mesa corrida, y que me llamó poderosamente la atención. A mí particularmente no me importa comer con gente al lado y si estoy solo casi que lo prefiero, pues raro es el caso que no surge alguna conversación y se anima la comida.
Y comenzamos con el primero, una marmita de bonito, de muy buen sabor y algo picantilla, acompañada de bonito generosamente. Es mi primera de la temporada y me supo a gloria. La patata bastante grande como a mí me gusta, con pimiento y cebollita bien pochado, casi inapreciable, y un poco picante. Una delicia de marmita.
El segundo me dejó un poco desconsolado. Eran unos maganos encebollados, por supuesto que no eran de guadañeta pues no lo permite el precio del menú, pero su elaboración no era la más óptima a mi entender. Tenían demasiada pimienta y mataba el sabor real del cefalópodo, también estaban bañados en bastante liquido procedente de la cebolla, supongo, así que esta ración no me convenció lo mas mínimo.
De postre brownie con helado de fresa. El brownie demasiado duro para mi gusto, pero muy bueno de sabor, el helado sin problemas.
Una nota a tener en cuenta, al personal que sirve las mesas se le nota la falta de experiencia, algo que irán adquiriendo con el tiempo, pues su intención fue en todo momento agradar. El lugar promete por lo que es fácil que vuelva a comprobar la evolución del mismo, donde tengo seguro que volveré es a la barra.
Por El Mule