Hemos Comido…en este lugar famoso por el salpicón y las croquetas de marisco.

Comenzamos con unas croquetas de marisco, muy finas pero faltas de sabor, no nos convencieron en exceso, continuamos con pulpo pues no habíamos comido pulpo a lo largo de todo el viaje así que decidimos pedirlo, la verdad es que no nos volvió locos, algo durillo y sin el acompañamiento tradicional de patatas una ración no muy aconsejable, está mejor en cualquiera de los locales de los alrededores, lo que más nos sorprendió fue que cenamos solos, en los otros lugares que estuvimos terminaron todos llenos y en este estuvimos de principio a fin completamente solos.

Para terminar pedimos el famoso salpicón, se nos hizo escaso, con excesivo sabor a huevo y con tamaños diminutos de bogavante.

De postre me pedí un tocino de cielo y este si estaba a mi gusto. El servicio impecable, las raciones justitas, y el precio caro para lo ofertado.

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Hemos Comido…Al lado de la Plaza de María Pita, en pleno centro histórico de La Coruña, está La Iebolina, uno de los más clásicos restaurantes especializados en marisco de la ciudad.

Antonio sigue fiel a su estilo, a la selección inmejorable de mariscos y pescados, a las preparaciones sencillas que otorgan el protagonismo, merecido, a la materia prima.

Pedimos el famoso salpicón normalmente de oyocántaro, sin más historia que huevo, aceite y el marisco, con unos trozos gordos y jugosos de oyocantaro , muy del estilo a A Mundiña pero no con la pieza entera, yo me atreveria a decir que no llegaba al nivel de esta última.

Unas cigalas con un porte elegante y sandungero de las cuales nos pusimos bien nos comimos cuatro por barba.

Pasamos a los segundos y optamos por un plato que había visto comer en muchas ocasiones a mi jefe pero nunca me había decidido por él, lubina hervida con aceite de oliva virgen y patata, la verdad es que me sorprendió para bien, si la verdad es que las cosas si son buenas, cuanto más naturales mejor, mi acompañante optó por rape rebozado con calamares en su tinta, sublime la comida fue de las que hace historia, y de las que se guardan en el baul de los recuerdos, deseando volver, lo malo es que pilla un poco a desmano.

Lo ideal es dejarse aconsejar por Antonio el dueño del local. Es quizás la mejor marisqueria de la Coruña, a mí siempre me gusto más Don Antonio, pero desde que ha cambiado la dirección ya no es lo mismo, Lebolina pasa a cubrir el espacio vacio dejado por este. El precio es de acorde con la calidad. 

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