Hemos Comido…en La Brasería de Martín, un local en el centro de Zaragoza con una oferta centrada en carne.
Este es uno de esos artículos que preferiría no tener que escribir. La entrada del lugar es lo que yo llamaría engañosa, pasas por un antiguo local de aspecto muy bonito y tradicional que hace de gancho y de aqui pasas a un local moderno similar a una nave industrial, situada en un local aledaño en un centro comercial.
Según vas pasando por el antiguo local ves una buena oferta de carnes, quesos y setas que confirma su centrado en la brasa, un local preparado para 250 comensales, lo cual os puede hacer una idea de las dimensiones.
Enseguida nos tomaron nota y pasaron a servirnos el pan, por cierto muy bueno, el personal de sala resultó muy eficiente y siempre atento al cliente.
Acompañamos la comida con Anna de Codorniu, un reserva blanc de blancs. Un vino que ya conocíamos de otras ocasiones y que resulta de los cavas que entendemos como básicos.
Conociendo como conozco las anchoas de nuestra comunidad la oferta de Zaragoza me sorprende gratamente, en un principio por la tradición que hay de consumirlas y otra por la cantidad de maneras en que se consumen; estas en concreto en vinagre y aceite, en mariposa, con un poco de cebolleta, muy buenas.
Continuamos con unas alcachofas con jamón. Resultaron incomestibles, sabían mal y estaban babosas, creo que el aspecto de la foto lo dice todo. Lo que me soprendió y molestó es que se atrevieran a servirnos algo con este aspecto; lo pusimon en conocimiento del personal de sala y enseguida nos las retiraron.
También pedimos un revuelto de setas silvestres. Resultó que había más de una no tan silvestre, estaban babosas y con el mismo mal sabor que la ración anterior. También lo pusimos en conociemiento del personal de sala y acto seguido nos las retiraron.
Una vez retiradas nos ofertaton el cambio por unas salteadas compuesta solamente de boletus y amanita, pero con un incrementeo en el precio de la ración, a lo que accedimos. En este momento mi prioridad era salir cuanto antes del restaurante, ya que empezaba a estar harto.
La ración estaba comestible y dimos rápida cuenta de ella, las habían tradado como se debía, aunque no fueran excelentes estaban pasables.
Continuamos con la comanda inicial que llevaba unos mejillojes con tomate. Mejillón de origen francés, estaban pasables, no eran la octaba maravilla pero a la vista de todo lo anterior nos parecieron correctos.
Terminamos con una ración de San Martín. Bastante bueno, aunque le habían añadido sin preguntar una bilbaina, lo cual confirma mi teoría: es algo que añade al pescado quien lo le gusta el sabor del mismo o la otra razón por que no es muy fresco. Al final el pescado estaba bien, no excelente pero bien, aún con el añadido de la bilbaina.
Como os decía al principio, este es una clase de artículo que no me gusta hacer, pero como siempre he dicho, no soy crtitico gastronómico, me limito a contar experiencias, y esta fue como os la cuento. Otra cosa que no me gustó nada es que no apareciera ni la gerencia ni cocina a darnos una explicación de lo ocurrido, algo que me parece de lo más descortés. No creo que le vuelva a dar otra oportunidad a este restaurante.