El pasado miércoles asistimos a una cena maridaje en el restaurante Los Troncos, es esta ocasión los vinos procedían todos de Abadía de Retuerta.
Noviembre 2012. El restaurante Los Troncos un clásico del panorama gastronómico de nuestra ciudad conjuntamente con la bodega Abadía de Retuerta prepararon unas jornadas gastronómicas que tuvieron lugar la noche del pasado miércoles día 28. Estas jornadas fueron conducidas por uno de los enólogos de las bodegas, Javier Mejia Mera, que nos explicó todos lo procesos de vinificación con todo lujo de detalles, así como la particular composición y cata de cada uno de los vinos que nos presentaban. Estuvo acompañado por Guadalupe Velar Moreno de Exclusivas Isaac Velar que representa a este bodega en la zona.
Antes de entrar a cenar estuvimos compartiendo un vino como primicia, asistimos a la puesta de largo del vino Le Domaine, un blanco de guarda de terroir, fruto de 10 años de investigación, obtenido de viñas Sauvignon Blanc plantadas hace 18 años.
Así, antes de comenzar con la jornada, pudimos charlar e ir conociendo a la mayoría de los asistentes, entre los participantes nos encontramos con Pilar de Bodegas La Montaña, completamente inmersa en su nuevo proyecto, ya más realidad que proyecto, GastroGestor, acompañada por Carmen Gutierrez, seguidora de nuestro blog.
Antes de la cena Javier Mejía Mera nos hizo una breve exposición de las bodegas. Esta bodega es una de las más avanzadas de Europa. Diseñada por el afamado enólogo francés Pascal Delbeck en 1996, la bodega de Abadía Retuerta es una sorprendente combinación de tradición y modernidad. Destaca el uso de la gravedad en todos los procesos de elaboración, evitando que la uva y el vino se vea perturbado por los movimientos de las bombas. La sala de barricas se encuentra bajo tierra, gracias a la ladera del monte, facilitando de forma natural el control de la temperatura.
Pascal Delbeck, enólogo de prestigio internacional, ha dirigido desde sus inicios el proyecto técnico de Abadía Retuerta, que según sus propias palabras es “el renacimiento de un viñedo histórico y la creación de un vino único”. Su credo se basa en no forzar a la vid, permitiendo así que el tiempo y el conocimiento extraigan lo mejor de ella. Si a esto unimos la sabiduría y el olfato de Angel Anocíbar enologo de la bodega, el resultado son unos vinos excepcionales, que nunca defraudan.
Se vendimia a mano y por separado cada pago atendiendo a controles de madurez. Cada racimo está seleccionado a mano, permitiéndonos elegir las mejores uvas para cada tipo de vino. Las fermentaciones se hacen en pequeños tanques de acero inoxidable, lo que permite elaborar separadamente vinos de uvas procedentes de distintas parcelas.
La cena
Comenzamos la cena con el blanco del que hablábamos al principio, Le Domaine 2011. Un vino elaborado a base de uvas Sauvignon blanc, con un toque de verdejo y otras variedades blancas, reposado entre 5 y 6 meses en barrica de roble frances, es un vino con cuerpo, con justa acidez con un color pajizo y bastantes destellos dorados.
El vino acompañaba a un tartar de atún rojo que nos sirvieron como primer plato de estas jornadas. Ligéramente marinado con limón, casi imperceptible, acompañado de un ligero toque de pimienta y unos pequeños trozos de cebolla acompañaban al pescado, muy de mi gusto, nada mataba el sabor de pescado que imperaba, un plato excepcional.
Continuamos con un changurro. El changurro es algo que a mí no me llama especialmente la atención, pues solo consigue disfrazar el buen nombre del centollo, donde esté un centollo cocido, pero es una buena opción para aquel que no quiere mancharse las manos. Estaba presentado en una cazuela cerámica, no como tradicionalmente se suele hacer sobre la cascara del animal, recién salido del horno tenía un marcado sabor a centollo y estaba bastante bueno. En muchos lugares te lo sirven y solo sabe a queso o a tomate, este sabía a centollo, me gustó.
Con este segundo nos sirvieron un Seleccion Especial 2009, un vino muy representativo del Terroir del Duero, este fue de todos el vino que mas me agradó.
El término terroir, o terruño, es un concepto que combina las características específicas del suelo, la topografía, la climatología y la biodiversidad del entorno donde se cultiva una viña. El objetivo de una viticultura consciente de todos estos factores es obtener un vino con unas características peculiares e inimitables, que pueda llegar a hablar por sí solo de su lugar de procedencia.
El consumo de los vinos de terroir atrae a un público más elitista, distinto del que busca vinos con denominación de origen, el cual por entrenamiento y costumbre puede apreciar las peculiaridades de cada terroir. Hay que añadir que debido a su poca producción y exclusividad, estos vinos no son nada baratos.
Tras este breve inciso que espero os sirva de aclaración sobre el término terroir, continúo con la descipción del vino.
Elaborado a partir de la selección de uvas de diferentes pagos, combina la riqueza del Tempranillo y la elegancia del Cabernet Sauvignon con la redondez de la Merlot. Abadía Retuerta Selección Especial de 2001 fue premiado en el International Wine Challenge de Londres como el mejor tinto del mundo en 2005.
Picota granate. Perfumado, fino. Muy mineral y balsámico, muy representativo del terroir del Duero, con toques florales. Muy especiado. Firme paso de boca, fresco, sabroso y equilibrado. De taninos muy persistente y largo. Muy marcado olor y sabor a canela.
Un revuelto de setas de temporada acompañado de jamón y pan frito. Una de las presentaciones más tradicionales de las setas en nuestro país, muy buenas. Continuamos con el vino Selección Especial que acompañaba perfectamente.
Con este plato nos presentaron Pago Negralada, un monovarital tempranillo de 2009, procede de una viña de tempranillo plantada sobre suelos arenosos y de cantos rodados, y suelos de aluvión del Duero. Tras una completa maceración, y tras hacer la maloláctica ha desarrollado su potencialidad en barricas de roble nuevo francés. Destaca la buena madurez de este tempranillo, que muestra una mezcla de notas minerales, fruta negra. A mí me resultó un vino demasiado facil, esperaba algo más de sabor y potencia, se me hizo muy suave.
Y ante nosotros apareció una de mis maneras favoritas de saborear el bacalao, al ajoarreiro. Levemente picante, acompañado de unos ajitos cebolleta y pimiento con unas patatas panadera, muy a mi gusto y una de las especialidades de la casa, que suele hacer unas jornadas dedicadas a este pescado todos los inviernos.
Por último y acompañando a una carne excepcional Pago Garduña 2009. Un monovarietal de Syrah, las vides de este pago están plantadas sobre un suelo calizo, blanco y luminoso, en una vaguada rodeada de pinos que les protegen de los vientos. Un reposo de 20 meses en barrica nueva francesa le aporta notas balsámicas y tostadas.
Color con especial intensidad, muy saturado recordando las cerezas Picota. En nariz fruta roja, muy fresca, toques florales y finas notas de torrefacción. En boca la entrada es suave para luego dar paso a una gran carga frutal. Un buen acompañante para tan excepcional carne, por cierto con un punto de coccion justo, maduracion tambien perfecta y pletorica de sabor, una calidad excepcional y un inigualable fin de menu.
Para terminar tomamos un postre consistente en helado y tarta de manzana.
El resuemen, las jornadas fueron todo un éxito dado el lleno del aforo y una perfecta velada, donde pudimos compartir experiencias y adquirir conocimeintos sobre esta magnífica bodega, según nos dijeron se puede visitar y está en un entorno maravilloso, todas las visitas son privadas y es necesario reservar. También dispone de un hotel que ocupa el lugar de la antigua abadía.