Hemos Comido..en el antiguo Rhin, uno de los edificios mas emblemáticos, por no decir «FEOS» del Sardinero.

Situado encima de la Primera Playa de El Sardinero, frente al Casino, la plaza de Italia y cerca de los jardines de Piquío y el Palacio de La Magdalena, el restaurante Maremondo es uno de los establecimientos más emblemáticos de Santander. La estratégica situación del restaurante, en pleno corazón de El Sardinero, proporciona unas vistas incomparables desde la terraza y los amplios ventanales de los comedores.

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La cocina del restaurante Maremondo es de estilo tradicional, elaborada con pescados frescos y carnes, mariscos, arroces y verduras lo que se conoce como cocina de mercado.

Entre las especialidades más destacadas de la carta destacan: el carpacio de buey con foie y virutas de queso Idiazabal; arroz cremoso con chipirones y almejas de Pedreña; tronco de merluza de aquí con refrito de almejas y gambas; brocheta de rape y langostinos sobre cuna de arroz; tournedo con foie sobre costrón de pan y salsa de hongos, y, por último, el crujiente de cochinillo con patatas panadera.

Dentro de los postres, la tarta de queso estilo Toñanes o el milhojas con crema de mantequilla.

Una cuidada carta de vinos que contiene 180 referencias, entre las que destacan D.O. Navarra, De la Rivera del Queiles; zona vinícola de Baleares, D.O. Piorato, D.O. Cigales, D.O. Rivera del Duero, vinos de Francia, vinos australianos, D.O. Montsant, D.O. Somonatano, D.O. Penedés o D.O. Rioja.

Un clásico del Sardinero. Así se puede definir al restaurante Maremondo, ahora denominado así tras asumir su dirección la familia de empresarios Martínez en el verano de 2009, que han relanzado y abordado un interesante proyecto de renovación y modernización tan necesario como acertado.

Fue uno de los restaurantes favoritos de mi suegro donde celebraba todos sus cumpleaños antes de cambiar de dueños. Así que un día en su recuerdo decidimos acercarnos la familia a ver como seguía el lugar, pues nos habían llegado rumores de que no era un sitio recomendable y no terminabamos de creérnoslo, punto que fue despejado al poco de entrar en el local.

Nos apuntamos seis a cenar. Decidimos picar tres entrantes y luego un segundo por cabeza. Mientras esperábamos de aperitivo nos sirvieron un salpicón de marisco con un trozo de pulpo, langosta y langostino, un bocado muy bueno, tanto por el punto de cocción como por el punto de vinagre.

Compartimos, pulpo a la gallega, muy tierno, quizás pecaba demasiado, a mi la verdad es que me gusta con ese punto triscón que le dan en Galicia en los lugares que no son para veraneantes, acompañado de unas buenas patatas un buen aceite, y un pimentón de buen sabor. 

Salpicón de marisco lo habíamos probado ya como aperitivo y estaba exactamente igual que el aperitivo, buenísimo y eso que a mí los salpicones no me llaman la atención.

Y dos raciones de gambas de Huelva, bien buenas de tamaño, aunque un poco hechas de más pero no mucho.

Yo tome chuletón, algo más de un kilo y cuarto, para comer perfectamente dos personas, acompañado de patatas fritas pimiento rojo y padrón, muy buena carne muy buen punto, muy buena maduración, para mí fue la estrella de la cena.

Mis dos cuñados pidieron venado estofado según les recomendaron a la hora de tomar nota, el plato de muy buen tamaño según ellos buenísimo, venía acompañado de patatas y algún vegetal, la salsa la verdad que tenía muy buena pinta.

De las acompañantes las tres decidieron tomar pescado, dos la especialidad tronco de merluza de aquí con refrito de almejas y gambas, recomendada por el maître, la pinta muy buena y según ellas muy buena de sabor y buen pescado.

Y la otra brocheta de rape, está según mí cuñada no muy allá un poco «cocida», pero comestible.

Postre tomaron solo las acompañantes, nos acercaron un carro lleno de tartas, dos de ellas decidieron tomar tarta de queso, tenía pinta de estar bastante buena, con un poco de mermelada por encima. Y la otra una tarta milhojas de aspecto similar a la torrelavegense y de sabor muy parecido, también muy recomendable.

El servicio impecable, las vistas como pocos restaurantes, la comida de calidad y raciones generosas, el único pero la brocheta de rape. El precio dentro de lo esperado. Comimos con un vino Somontano del que no me acuerdo el nombre y que gusto bastante en general, a mí la verdad no me gustó nada. En resumen el sitio merece la pena.

 

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