Al frente del asador restaurante La Lonja está la familia Ortiz San Emeterio, con una dilatada trayectoria en el sector de la hostelería disponen en Isla de dos hoteles, Isla Bella y Olimpo, de un mesón, y en Mogro de otro hotel, el Milagros Golf.
A partir de un local de amplias dimensiones y decorado con motivos marineros, desde su interior se pueden contemplar todas las faenas portuarias mientras que se disfruta de una cocina en la que la parrilla tiene un papel estelar tanto en carnes como en pescados.
La carta de la lonja dispone de una gran variedad de entrantes. No pueden faltar las anchoas, rabas y chopitos, jibiones, pulpo, ensaladas, pudding, almejas, gambas frescas, foie, jamón ibérico cortado a cuchillo.
Pero el punto fuerte son los pescados del Cantábrico que, en la parrilla, asados con carbón y de la mano de un parrillero especializado, rodaballo, lubina, rey, mero, besugo, bonito.
Pero el punto fuerte son los pescados del Cantábrico que, en la parrilla, asados con carbón y de la mano de un parrillero especializado, rodaballo, lubina, rey, mero, besugo, bonito.
En la parrilla de La Lonja, de amplia capacidad, también hay un sitio para las carnes a la brasa. Solomillo, chuletón, chuletillas de lechazo y entrecot fundamentan la oferta.
Compartimos de primeros, ensalada de tomate, cebolla y pimiento verde frito de la tierra y revuelto de setas y foie, el primero a mi acompañante menos acostumbrado al tomate autóctono le dejó de una pieza este último, según él nunca había conocido tomate alguno de tal calidad y sabor. El revuelto resultó también exquisito, a mí en comcreto me sorprendió más que le ensalada quizás por la costumbre.
Y de segundo los dos solomillo a la brasa, acompañado de pimientos y patatas, una carne exquisita a la par que bien madurada y perfectamente cocinada. De postre los dos tarta de hojaldre torrelavegense, buenísima como no puede ser de otra manera.
Compartimos de primeros, ensalada de tomate, cebolla y pimiento verde frito de la tierra y revuelto de setas y foie, el primero a mi acompañante menos acostumbrado al tomate autóctono le dejó de una pieza este último, según él nunca había conocido tomate alguno de tal calidad y sabor. El revuelto resultó también exquisito, a mí en comcreto me sorprendió más que le ensalada quizás por la costumbre.
Y de segundo los dos solomillo a la brasa, acompañado de pimientos y patatas, una carne exquisita a la par que bien madurada y perfectamente cocinada. De postre los dos tarta de hojaldre torrelavegense, buenísima como no puede ser de otra manera.
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