Hemos Comido…en Santoña, en uno de los pocos asadores que nos quedan, heredero de un merendero.

Un merendero es un espacio al aire libre donde sentarse a comer, almorzar o merendar (de ahí su nombre). Generalmente no poseen un servicio de mesa atendido. Lo tradicional es que los comensales lleven su comida y la dispongan ellos mismos sobre la mesa. La presencia de un camarero en un merendero es posible cuando hay anexo un restaurante del tipo chiringuito, en cuyo caso la denominación más correcta es terraza-merendero.

Santoña Asador Emilia

Así empezó este lugar y conserva parte de su estructura inicial, mesas corridas, bancos a la intemperie, esa parte inicial se encuentra bajo una carpa y hay otra parte con estructura más sólida que forma parte del asador. 

Santoña Asador Emilia

Hoy es un asador donde degustar pescados y carnes a la brasa, un clásico asador de los que cada vez quedan menos, resulta cada día más difícil encontrar un lugar donde comer un pescado a la brasa, como las tradicionales sardinas, aunque todavía no sea época pero que han aparecido junto a la costera del bocarte y ya se puede tomar alguna ración y entre otras cosas eso es parte de lo que he tomado hoy.

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Qué tendrán los asadores, se llenan de gente comiendo sardinas, bonito, chuletón, vamos, pescados y carnes o lo que se tercie, que se pueda hacer al calor de la brasa. En Cantabria son escasos en número y este creo que este el más grande que conozco.

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Me apetecía hacer una mañana en Santoña blanqueando, para después comer en un asador, ya que me había conminado un amigo de la zona a comer en este lugar, él es cliente habitual.

Comenzamos con un tomate, que por cierto estaba bastante bueno, con bonito de La Reina del Cantábrico. Me sorprendió gratamente, no era ventresca y estaba jugoso. En esto del bonito creo que algo puedo decir, por algo fundé junto a Alberto Criado la Cofradía del Bonito y ahora mantenemos la asociación Contubernio Alalunga, donde nos reunimos a elaborar, difundir y disfrutar de diferentes elaboraciones del bonito; de hecho la receta emblemática de la cofradía es mía, el bonito a la colindresa.

Santoña Asador Emilia

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Continuamos con unas anchoas que ya conocía y por eso las pedí, ya que el otro comensal no las había probado, los filetes de anchoa de la Reina del Cantábrico pescado en primavera, inmediatamente coincidió conmigo en la calidad de la semiconserva.

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Sardinas a la brasa. Ya sé que no es época, pero han aparecido junto a la costera del bocarte, me empeciné en tomarlas, por mucho que me dijeran que no estaban como tienen que estar, y efectivamente les faltaba ese toque graso veraniego, pero me hizo ilusión comerlas y me las comí muy a gusto.

Santoña Asador Emilia

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Rape a la brasa. Muy bueno el punto de elaboración y con el saborcillo que deja la brasa. Cuando me lo traían caí en la cuenta de que no lo había pedido sin bilbaína y recé para mis adentros: “Que no lo traiga, que no lo traiga”. Esta famosa elaboración de ajos, guindilla y en algunos casos hasta vinagre, deja claro que quien la pide, o usa, no le gusta el sabor del pescado. Gracias a mis plegarias vino aderezado única y exclusivamente con sal, nos gustó a los dos comensales. Muy natural y sabroso.

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Para terminar, había que poner la carne en el asador y nos tomamos un solomillo. Una carne sabrosa muy en su punto y bien braseada, o en el punto que a mí me gusta. Venía acompañada de unas patatas caseras y un pimiento del piquillo, está claro que embotado, pero habían tenido la deferencia de calentarlo, algo que le hace pasar a la condición de buen acompañante, mientras que frío para mí es horrible. 

Santoña Asador Emilia

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Por El Mule

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