En casa somos unos auténticos fans del carico, esa alubia típica de nuestra comunidad, y sobre todo de las alubias con caza que prepara Casa Lucas en Correpoco.
Marzo 2014. Nos acercamos a Correpoco a comprobar de primera mano las bondades del guiso con el que concursan en la II Ruta de los Pucheros de Cantabria , jornadas en las que compite con dos guisos: el cocido montañés y, en la categoria de guisotes, alubias (caricos) con liebre.
De camino tomamos un blanco en Casa Mariuca en Carrejo y otro en Ruente en Ración Arte que no lo conocíamos y así íbamos preprando una futura excursión.
Y como era de esperar tomamos un blanco en la barra en Casa Lucas, que por cierto tiene un blanco de solera buenísimo. Solemos comer con él cada vez que venimos y en esta ocasión también fue así.
Como veníamos a tiro hecho pasamos al comedor a tomar el Menú Guisote, con una única pega, que a mi acompañante no le gustan las setas, el sabor sí pero la textura no. No hubo problema, accedieron a cambiarle los entrantes del Menú Guisote por los del Menú Montañés.
En la barra pudimos ver que ya disponen del queso estrella de este año en nuestra comunidad: el de Gabi de Sopeña elaborado con leche de Cudaña y que este año fue Super Oro en el World Cheese Awards.
En esta ocasión comimos en uno de los comedores y no en la calle como viene siendo habitual, pues el tiempo no acompañaba. Se agradadecía la chimenea encendida. Enseguida nos sirvieron el pan de la casa, elaborado artesanalmente en su panadería, un auténtico pan de masa madre que está buenísimo.
Por cierto, lleno general y la mayoria de la gente a las II Ruta de los pucheros de Cantabria. Este año me ha tocado formar parte del jurado y la verdad es que en todos los sitios en los que he estado los hosteleros se han volcado con estas jornadas presentado unas elaboraciones de lo más novedosas en muchos casos y en otros con una gran incidencia del producto autóctono. Y sobre todo he visto mucha ilusión a la hora de concursar.
De aperitivo bienvenida nos pusieron un paté de asadurilla de lechazo, unos de los clásicos aperitivos que tiene por costumbre este lugar.
Mi primer plato fue antológico: boletus con foie, cebolla pochada y huevo a baja temperatura. Como diría el genial David de Jorge : una guarrindongada de lo más deliciosa. El huevo rompe sobre una cama de boletus edulis blandos por el pochado, mezclado con un cebolla pochada lentamente y prácticamente deshecha y un trocito de foie. Todo a la boca y la explosión de sabores es increible. A partir de aquí muy dificil lo tenía el guisote para eclilpsar a este plato.
Mi acompañante comenzó con la ensalada del menú «Cocido Montañes» , muy fresquita y patecible que también incorpora un queso fresco de la zona y unas anchoas excelentes. Hizo mención al vinagre de fresas que acompañaba a la ensalada.
Dentro del menú «Cocido Montañes» entraban también unas croquetas de trompetas de los muertos, con un excelente sabor y una líquida bechamel, muy buenas.
Y a continuación el guiso y plato central de la comida: caricos con liebre. En otra ocasión ya lo había comido aquó, pero en aquella la liebre era escabechada. Distinto a esta vez, pero conforme. E incluso adelantaba en algunos aspectos a la elaboración anterior, un auténtico guiso de diez, algo en lo que coincidimos los dos comensales. Un guiso con un montón de verdura que se nota y añade un excelente sabor al caldo y una gran cantidad de liebre. Un guiso de aspecto oscuro y meloso, delicioso y la ración de gran tamaño.
Aunque las raciones eran enormes en todos los casos logramos dejar un hueco para el postre, algo que siempre hay que probar en Casa Lucas: sus postres caseros. Mi acompañante tomó helado de cafe que le encanta y siempre que venimos lo pide y yo, esta vez, tarta de queso y arandanos, una tarta diferente, mas vaporosa que la habitual, otro gran acierto.
Como decía anteriormente, los hosteleros han afrontado este nuevo reto con una ilusión como pocas veces me he encontrado en este sector. Han puesto toda la carne en el asador y han apostado por unas excelentes y cuidadas elaboraciones. Quien más dificil lo tiene es el jurado, pues la competencia es feroz.