Hemos Comido….en el Cenador de Amós, el unico tres estrellas Michelin de Cantabria.
Sin duda, la excusa perfecta en plena pandemia, es que a una amiga de la infancia se la ocurra reservar mesa en nuestro referente gastronómico de la tierruca, nuestro recién nombrado restaurante de 3 estrellas Michelin, el Cenador de Amós, en un arranque de Carpe diem y rabia concentrada después de la pandemia y el confinamiento.
Sólo hacían falta voluntarios disfrutones, tras 3 meses, llegó el gran día, a las 14h30′ teníamos la mesa, éramos 9 y llegamos en taxi por voluntad familiar.
Casi no habíamos posado en el portalón del restaurante, y ya vinieron a recibirnos, con un protocolo covid reglamentario y un esbozo de sonrisa tras la mascarilla, que se tradujo en un reencuentro de viejos alumnos de instituto, pasamos a las instantáneas para el postureo y llegamos al recibidor del local dónde nos sorprendimos con una nueva faceta del artífice de este evento, Jesús Sánchez fotógrafo, una exposición improvisada de una secuencia de fotografías mundanas en blanco y negro que sacaron nuestra sorpresa y muy agradable descubrimiento.
Tomamos aposento en un reservado junto a la bodega, enseguida fuimos agasajados con un recibimiento de la tropa de empleados elegantemente uniformados.
Y sin más dilación comenzó la maravillosa experiencia gastronómica que todos esperábamos y ansiosos deseábamos.
Elegimos el menú Evoca el cual se llama 177€ por comensal, os adjunto foto de la comanda, para que no perdáis detalle y tengáis constancia de todo el compendio de imaginación, elaboración, y elegancia que envuelve a citado menú.
Ninguno de los 9 quisimos el maridaje, quizás por desconocimiento, por los 85€/persona añadidos o simplemente que nosotros somos más de tinto y blanco.
Comenzando por los Snacks, la predilección del chef por la anchoa del Cantábrico comienza a ser más que evidente, nos traen una anchoa por persona, quizás al ser todos oriundos de la tierruca no nos impresiona y quizás nos deja con ganas de un par de octavillas, para poder repetir.
El fino de Amós es una sorpresa muy agradable, un aperitivo líquido que en realidad es sólido porque sabe a tomate de Cantabria.
Pasamos a los aperitivos, quizás la velocidad de crucero empieza a ser vertiginosa y todos nos sentimos acelerados y no pudiendo reparar en la auténtica experiencia gastronómica que estamos viviendo.
La tortilla de Amós, súper famosa y realmente un bocado muy delicioso; la ensaladilla rusa en un cuadrado blanco que salta por los aires la ensaladera gigante de nuestra madre para pasar a ser una mínima expresión del auténtico aperitivo de verano por excelencia. Y el último bocado un boquerón representado en una esfera de un verde brillante que te transporta a los bares del Puerto de Santoña.
Pasamos a platos principales y contundentes, una recreación del cocido lebaniego que es lo más impactante y sorprendente del menú hasta el momento, por un momento me ví en la casa del Capitán en plena plaza de Potes en su azotea agaterada degustando un perolo pero traducido a la mínima expresión.
Recobrando la respiración del cocido, vino una coca de sardina con un pesto sabrosísimo.
Todo ésto ha sido regado con vino, un apartado que creo deben mejorar sustancialmente si quieren estar a la altura de la exigencia de un 3 estrellas Michelin, en primer lugar, la carta es una auténtica locura, en cuanto a variedad y cantidad, pero sencillamente obsceno triplicar el precio de venta al público, quizás tener menos sugerencias a precios más asequibles, podría ser un plus para los asistentes. Además la sumiller no interactuó en ningún momento con nosotros y simplemente no supo encauzarnos para que todo hubiera sido más fluido, no fue capaz de decirnos que nuestra elección inicial era demasiado fuerte para los platos que nos planteaban y luego siempre decía que nuestras elecciones no eran adecuadas al resto del menú que nos quedaba por degustar.
Una parte de la mesa quería blanco y otra tinto, elegimos un castelo de Medina, uva Sauvignon blanc, de la denominación Rueda, de Valladolid, España, a 28€ la botella, tomamos 2 y luego, un
Continuamos el festival y llegó el rey y auténtico ganador del día, un Merlot, Sommos de la denominación Somontano, era la única que les quedaba, y 2 de 12 volts, un vino de la denominación de Mallorca, sugerido por la sumiller, tras 2 intentos que no consideró correctos.
Todo fluía y llegó un bocado de foie, con un brioche de aceitunas negras, por cierto, en el piso superior tienen un obrador de pan, y todos salen a la mesa recién hechos.
La próxima parada fue una sorpresa increíble, un tartar de magano con huevo ecológico y caldo de carico, el olor del plato impresionaba, hasta para mí, que soy un nuevo enfermo de anosmia, tras el covid 19.
El espectáculo debía de continuar, y apareció el plato más sencillo y el más delicioso para mi gusto, un mero del Cantábrico con una deliciosa salsa de mantequilla y clorofila, que nos elevó la puntuación del homenaje a todos los comensales.
Y no podía faltar la carne de Cantabria por excelencia, la de la vaca Tudanca, un punto sublime previamente solicitado, para mí gusto, un exceso de sal que no me contentó.
Y llegó el postre, una recreación de la tarta San Marcos verdaderamente genial, acompañado de un café helado, una pena que no me guste el café pero los duchos en este campo lo consideraron un remate final sensacional.
Y llegó la hora del café, solicitamos, más vino pero se hicieron los suecos, quizás porque no deseaban una sobremesa larga que se juntara con el servicio de la noche, únicamente 2 pidieron café, a razón de 4,75€ cada uno, lo considero una desfachatez después de una cuenta de casi 2000€, pero vamos que son detalles a pulir, acompañados de 2 tablas repletas de dulces, petit tour, mini tabletas de chocolate, etc.
Una fantástica pasada, para volver la próxima carta.
La experiencia duró tres horas y todos entusiasmados.
Solamente espero que los 3 detalles negativos ( velocidad del servicio-excesivo, vino-supercaro y cafés-invitación o un precio razonable) que he resaltado para que los mejoren y así creo les va a resultar una consolidación de las 3 estrellas y no la pérdida de las mismas.
Por Pacomer
