En el año 1941, Benito Burgos Gómez, se instalaba como artesano tonelero en la ciudad de Nava del Rey, en Valladolid
Eran los difíciles tiempos de la postguerra civil española y se reparaba más que lo que se fabricaba de nuevo, se conservaban los enormes envases y se restauraban, no como si fueran auténticas reliquias, sino con orgullo profesional y como reconocimiento a la antiquísima tradición y sabiduría artesana.
Actualmente Tonelería Burgos, S.L. es una empresa familiar en la que trabajan 3 generaciones: 1 hijo, 3 nietos y 1 bisnieto de Benito Burgos.
Seleccionan manualmente duela por duela, desechando aquellas que tengan pequeños nudos o defectos, o no estén correctamente serrado del tronco del árbol, para hacer las duelas que componen posteriormente la barrica.
El secado de la madera se realiza en almacenes al aire libre, lentamente expuesta a la lluvia, al sol y al viento, regando la madera con agua de manantial propio (es agua pura, inodora, incolora e insípida, exenta de cloro y de cualquier otro aditivo químico), manteniendo la madera en estas condiciones hasta conseguir el secado y la humedad adecuados. Este proceso tiene su finalidad, teniendo en cuenta que el agua de lluvia llena el poro de la madera dilatada por el sol, mientras que el aire facilita la ventilación y el secado final, de esta forma, se consigue perder ciertos componentes que podrían malograr el vino que posteriormente albergará.
Hay que remontarse casi 1000 años antes de Cristo para encontrar las primeras referencias a recipientes de madera para albergan vino y otros líquidos, pero su época de gloria comienza el siglo XVII con el auge del transporte entre el viejo y el nuevo mundo.
Su proceso de elaboración requiere de una gran tradición y conocimientos de diferenres artesanías, aunque en la actualidad se hayan automatizado varios de los procesos. Actualmente son pocas las bodegas que siguen fabricando sus propias barricas.
Como adelantaba, el arte de la construcción de estos recipientes alberga diferentes conocimientos y disciplinas por parte de artesanos, y seguir una serie de pasos específicos para la construcción, tales como el secado, el armado y el tostado. Procesos que en la mayoría de los casos pueden extenderse en el tiempo, sobre todo el secado.
La primera fase del proceso de elaboración es el secado de la madera que formará el tonel, las denominadas duelas de las que la hablamos anteriormente .
Después las duelas se cortan de la misma longuitud, más estrechas en sus extremos, amplias en la zona central y un poco inclinadas en sus laterales. Una vez seleccionadas se agrupan en torno a un aro hasta que conforman el perímetro de la barrica.
Para conseguir la curvatura se utilza el fuego de leña, habitualmente de retales de las mismas duelas, que se coloca en el interior del tonel. Poco a poco, y a mediante una polea mientras se van ablandando, se les va dando la forma definitiva. Al final de este proceso se colocan las tapas.
Una vez está construida la barrica hay que comprobar el sellado. Para ello, se llena de agua y se le aplica presion de manera que se verifica que no tenga pérdidas.
Por último, si lo requiere el comprador, se graba a laser.
