A sabiendas de que no nos dejarían dormir hasta que terminara la fiesta del Día del Orgullo en Tetuán decidimos unirnos a la misma a ver que se cocía, y la verdad es que no se cocía nada, todo fue a la plancha.

Santander celebró este fin de semana el Día del Orgullo Gay en la plaza de Tetuán, donde se desarrollaron del 27 al 29 de junio múltiples actividades, conciertos y animaciones con el fin de que «la diversidad no sea nunca motivo de discriminación, acoso e infelicidad para nadie».

En cuanto a actividades lúdicas, se celebraron dos conciertos: CACHO (rock) y MALA GÜERA (rap); dos shows de transformismo; se entregó premio al mejor mostacho; la batucada de Espacio Joven animó el recinto durante dos jornadas y sonó la mejor música techno-house de manos del dúo de dj’s Chemical Sound Sisters, sin olvidar la original y emocionante Carrera de Tacones.

Bajamos a Tetun a eso de las 20:30 , ya el ambiente estaba bien cargado de gente. comenzamos tomando algo en el Tapas 53, para ir bajando hacia la entrada del barrio donde empezamos a observar que la cantidad de gente que acudia al evento comenzaba a ser considerable, encontramos mesa en la terraza de La Flor de Tetun justo a tiempo, donde nos atendió el camarero que aprece en la foto.

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Un auténtico aguilla, profesional, con palique para todo el que se le acerque, no se le escapa ningún cliente potencial que pase delante de su puerta. Vamos, un camarero a la antigua usanza, una joya.

Él nos recomendó las Jornadas de las Raciones, a las que habían prolongado el lapso de tiempo inicial y a las que pudimos acogernos: gambas de Huelva a la plancha 12€ y la palabra mágica: bocartes, y además a la plancha, 10€.

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Una ración de gamba blanca de Huelva, con ese toque mágico de plancha insuperable que le dan en la Flor de Tetuán, punto justo y sal maldon cubriendo la cabeza, posterior al planchado, deliciosas.

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Y para rematar un bocarte planchado a toda mecha, sellado, crujiente por fuera y jugoso por dentro, con un chorro de aceite de oliva virgen, acompañado de una ensalada de lechuga y cebolla muy bien aderezada. Unos bocartes, como saben hacer en la Flor, uno de los pocos sitios donde los hacen a la plancha. Teta de novicia.

Al final tomamos unas cervezas, cenamos viendo la carrera de tacones en la lejanía y oyendo al impenitente maestro de ceremonia pegado a un microfono del que resultó dificil despegarle hasta bien entrada la noche. Una velada excelente.

 

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