Hemos Cenado…en EMMA, en Suances.
Una fantástica sorpresa es que te lleven a cenar a un sitio a celebrar tu cumpleaños y además que nunca hayas estado, esto ocurrió el sábado 3 de octubre, día de mi 43 cumpleaños.
La reserva era a las 21h30′ un local muy moderno, muy agradable y con unas vistas espectaculares del mar y de la ría que debido al anochecer otoñal no pudimos nada más que intuir.
Nos recibió el servicio, francamente exquisito, solamente reñir a nuestro camarero que no nos ofreció los platos fuera de carta que luego escuchamos en otra mesa contigua, a pesar de esta anécdota, nos ofrecieron una carta muy destacable respecto a productos de temporada, referente a la comida tradicional, una añadidura de vanguardia y una variedad exótica y oriental.
Nos pusimos manos a la obra, un poco de agua fría y un Remelluri reserva 2011 para regar; enseguida nos dieron un aperitivo que constaba de unas aceitunas aliñadas muy ricas y un par de tostadas de maíz con guacamole y tartar de gamba que prometía una velada de Aupa.
Nos decidimos por un par de entrantes deliciosos para compartir, primero huevo 65°, hojas, holandesa y torreznos, algo de una sencillez pasmosa pero de un resultado fulgurante que nos encantó; seguimos con unas almejas a la marinera, abundantes y con una salsa magistral.
Para continuar, uno pidió carrilleras de cerdo asentadas en salsa, definidas como exquisitas, y otro un tiradito de atún rojo sin marcar (previamente avisado por el camarero), con un grosor sin escatimar y una vinagreta de cebolla roja, cebollino y semillas de sésamo que resaltaba el verdadero producto del mar, acompañado de unas tostas de maíz y guacamole que hacían un platazo para llorar.
Estábamos disfrutando mucho pero no pudimos olvidar la suculenta oferta de postres, nos decantamos por una tarta de queso horneada con helado de nata y una torrija con helado de avellana, para los golosos un auténtico deleite que firmaba una velada de 10 para completar un fantástico día de cumpleaños.
Quizás nos quedó la pena de que hubiera sido de día para haber disfrutado de la magnífica vista, pero ya tenemos la disculpa perfecta para volver a comer, mejor antes que tarde, y si me vuelven a invitar, cuanto antes