Hemos comido…tenía muchísimas ganas de volver, pues conozco este restaurante desde que estaba situado en los bajos del bar Español, ya estuve en otras ocasiones en su ubicación actual y era el preferido de Asturias de mi abuela y de mi madre que intentaban siempre hacer coincidir la hora de la vuelta de Oviedo con la comida en Arriondas.
Lo primero que he de decir es que no ha cambiado nada en lo referente a la calidad y el servicio de este meritorio lugar, nada más llegar me recibe todo sonriente y de lo más amable Yolanda Vega, que tras hablar un rato se recordaba de cierta anécdota ocurrida hace catorce años en el restaurante y que paso a relatar. Llegamos toda la familia a comer después de regresar de Oviedo, habiendo hecho coincidir la hora para poder comer en este restaurante, esa vez venia mi hija con nosotros, no llegaba a tres años, total que se empeño en comer de primero arroz, pero no lo había en la carta, total que dio tanto la brasa que le hicieron un arroz, por cierto muy sabroso con vegetales y pollo de corral creo que le llaman pitu, al final la preguntan que si la gustaba y su respuesta fue que si, pero que la sobraba el “prao”, ella se refería al perejil que estaba espolvoreado por encima del arroz, siempre que en algún plato aparecía perejil a ella le sobraba el “prao”, les hizo mucha gracia y se acordaban.
José A. Campo Viejo realiza una cocina autóctona y arriesgada que a mí me tiene enamorado, siempre que puedo me desvió de la autovía para hacer parada y fonda en Arriondas.
Esta vez me decidí por el menú degustación Octubre 09 que consta de la friolera de doce platos .
Empecé con un aperitivo de bienvenida, un Tembloroso de foie fresco y delicado, con una textura mucho más ligera que la usual del foie, emulsionada, acompañado con brotes y un toque de manzana ácida un entrante de lo más fresquito y apetitoso. También me colocaron una degustación de aceite de oro Bailen, con tres tipos de pan, Cea, torta de aceite y palillos, muy bueno el aceite y los panes a cual mejores y calentitos. A continuación me sirvieron el primer plato del menú, pan tomate aceite y albahaca, una de torrija de pan impregnado de sabor a tomate, con una especie de gele de aceite y la textura de un tembloroso, un marcado sabor a picual, un bocado exquisito, otra manera de ver el pan con tomate.
El siguiente fue ostra de Arcade con tocino Ibérico Joselito y caldo de ave, otro plato frio con un gran sabor imperando el de la ostra, algo para llevarte entero a la boca y que te explote el sabor de la ostra con el suave sabor del tocino, y para terminar el marcado sabor del caldo una fragancia de sabores, otro bocado de lo más sorprendente y bueno, en concreto aquí la ostra hace valer su condición de producto de pleno sabor y genera una combinación de lo más fresca.
Para continuar vaca y toro recordando un vitello tonato, combinación de carne y atún con buena textura, presentado en dados, había rondando un cierto sabor a ahumado, y empecé a darme cuenta a partir de este plato que juega con diferentes tipos de sal que añaden un toque especial a los platos, ya me fije al principio que en la degustación de aceite aparecían tres sales distintas, pero no le hice mas caso eso si las probé las tres y no dejo ninguna de sorprenderme.
A continuación marmita fresca de verano (patatinos tiernos con bonito), una marmita fría con una construcción totalmente distinta de la tradicional marmita, en la que los patatinos son un algo que se te deshace en la boca y donde manda el marcado sabor del bonito, acompañado de unas lagrimas de perejil, que aportaban un gran sabor. Otra excelencia culinaria.
A continuación sardina asada con patata limon y fresas al curri, este fue el plato que menos me gusto, quizás por el sabor a limón, pero la sardina estaba exquisita a mi me sobraba el preponderante sabor a limón del conjunto, pero esto es una cuestión de gustos, y ya sabemos todos que sobre este tema no hay nada escrito.
Y del mar a la huerta, tubérculos, tallos, setas y vieira. Un plato precioso, de presentación, de los que entran por los ojos, no hace falta probarlo para saber que va ser una maravilla. Y la combinación, estupenda. Patata rate, patata violeta, vegetales presentados en crujiente, trufa de verano y un puré acompañando a la vieira, total que al final seguíamos con algo de mar fue el plato que mas me gusto de la comida, una sinfonía de sabores y colores, la verdad es que daba pena comérselo .
Y llegamos al clásico asturiano por excelencia, la fabada (sabores de antaño, texturas de hoy). Es una presentación más fácil de comer que la tradicional de la fabada pero el sabor y la contundencia del plato se mantienen, no ha buscado aligerar tan conocido plato , sino emulsionar ingredientes por separado para hacerlos cremas pero con la combinación tradicional. De hecho te recomienda comerlo de abajo hacia arriba para que se mezclen en la boca todos los sabores, todo un clásico actualizado.
Volvemos a la mar salmonete asado esencia cremosa del mar tratada con una sopa de hígado, medio salmonete totalmente limpio asado en un punto que se podría definir como perfecto, al que le acompañaba una sopa de hígado que solo puede definirse como deliciosa, un conjunto espectacular, el fuerte sabor del salmonete perfectamente conjuntado con el fuerte sabor de la sopa, he de aclarar que a mi particularmente me desagrada este pescado, pero en esta ocasión paso de ser algo que no me gusta nada a convertirse en un plato delicioso.
Y por ultimo cerrando el capitulo, y antes de entrar en los postres, otro tradicional plato asturiano, como una borona preñada, según me explicaron se trata de un clásico asturiano, en el que se combina los derivados del cerdo con el pan de maíz, en Cantabria los boronos son sangre de la matanza con harina de maíz, el plato incluia un trozo de costilla de muy buen sabor y un efímero pan de maíz, con un contundente caldo, también un plato “perfecto”, perfeccionando lo tradicional y fundiéndolo con las texturas actuales.
De primer postre un queso artesano de pasta blanda Valles del Oso, el queso hecho con una mezcla de leche de vaca pasteurizada y kéfir, un sabor increíble, acompañado de membrillo, postre de lo más recomendable, tanto por la textura como por la “cantidad” de sabor.
El siguiente postre fue fresas en su jugo, melón, helado de pimienta de Sechuan y esparragos blancos muy refrescantes y novedosas, el helado me agrado sobre manera.
Y por ultimo chocolate frito y helado de mantequilla tostada, este postre me sorprendió, pues el helado frito se te deshace en la boca como una torrija de navidad pero con el sabor del chocolate algo espectacular , y el helado le acompaña perfectamente.
En resumen el sitio es para mi gusto el mejor restaurante del Principado, de los que yo conozco, José A. Campo no hace concesiones y está claro que no se duerme en los laureles de la gloria, hace una cocina de lo más innovadora y espectacular, donde se mezcla la calidad de los ingredientes con una mano en la cocina como no hay igual. No he hecho mención a la bodega pues comí con agua debido a que tenía que continuar viaje por carretera, pero la bodega tiene como mínimo 99 vinos escogidos haciendo referencia a la mayoría del espectro nacional y con varios guiños a vinos internacionales. El servicio impecable y las instalaciones también. El precio dentro de lo esperado.
Avenida de Europa, 14 33540 Arriondas 985841072