Hemos Comido…en Devaris, una cena de jubilación organizada por un compañero de trabajo, que buscó un lugar y una comida perfecta para una celebración de este estilo.
Reunión multitudinaria, no sé la cantidad de comensales, pero calculo que en torno a cincuenta. Se jubilaban tres y nos reunimos entorno a ellos para darles la mejor despedida que podíamos los compañeros de trabajo y que mejor manera que en torno a una mesa. La cena la organizó Miguel Angel, del que luego me enteré que en su familia hay una larga tradición hostelera, su hermano es maître en un importante restaurante de la ciudad y él mismo tuvo un establecimiento hace ya bastantes años.
Nos buscó plaza en el antiguo Hotel Romano, hoy en día Devaris, un lugar en el que nunca había hecho escala, sí en su homónimo de Trascueto donde solía comer cuando me dirigía a casa de un cliente situado en dicho polígono. Tengo un buen recuerdo del sitio, buen servicio y buenos precios, cocina decentilla y buenas raciones.
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La comida constaba de unos entremeses fríos individuales y unos entremeses calientes situados estratégicamente. De segundo un plato a elegir, donde hubo una gran cantidad de opciones. Como vino nos acompañó un Alta Rio Rioja crianza 2010. Un postre de helado de mandarina y tarta de bizcocho, café y chupitos.
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Comenzamos con los estremeses fríos. Un buen plato con una selección de entremeses consistente en: pudin de pescado, endivias, chorizo, salchichón, lomo, jamón, queso, una porción de salpicón y pan tostado para acompañar, generosa ración.
Con los entremeses calientes unas rabas, muy buena fritura y muy buena textura un poco escasas de sal, me parecieron buenas en todos los aspectos. Y unas croquetas que no me entusiasmaron, vamos tampoco me entusiasma este frito en general, comí un par de ellas pero estaban poco tersas, como si se hubieran quedado blandas, de sabor buenas.
Y pasamos a los segundos donde la tónica general era un «tamaño desmesurado de raciones«. Aparte de la cantidad de platos a elegir las raciones eran enormes y lo que yo pude probar bien cocinado. Tomé unas carrilleras de ibérico muy bien guisadas, acompañadas de unas patatas asadas excepcionales, con una salsa riquísima, compuesta por cebolla, zanahoria, ajo y algo de pimiento.
El pescado que sirvieron tenía un aspecto muy bueno, vi una lubina a la espalda, merluza rellena y bacalao con pisto. Dentro de las carnes unos tacos de solomillo de lo más sugerente y hecho perfectamente bien sellado por fuera y rojo por el interior, un solomillo de ibérico de una pinta buenísima y carrilleras de las que ya hemos hablado.
En resumen, el lugar merece la pena por la cantidad, la calidad y el precio. Pagamos en la cena 24€ por comensal, lo cual me parece de lo más razonable para una cena de estas características. El servicio muy amable y servicial, deseando agradar en todo momento.