Mesón San Cipriano: tradición y cocina de montaña en Mazcuerras (Cantabria)

Ermita San Cipriano
A escasos metros de la ermita de San Cipriano, en Mazcuerras (Cantabria), se encuentra uno de los templos de la cocina tradicional cántabra: el Mesón San Cipriano.
Fundado en los años 70 por Emilio Carral y Consuelo Llera, este restaurante se ha convertido en una referencia para quienes buscan platos ligados a la historia culinaria regional.
Mesón San Cipriano

La tradición del cocido montañés y el cabrito guisado

El cocido montañés es uno de los platos más emblemáticos de Cantabria y símbolo de su cocina de interior.
Su origen se encuentra en las zonas rurales de montaña, donde el clima frío y la vida ganadera favorecieron una alimentación contundente y energética.

Mesón San Cipriano

A diferencia de otros cocidos españoles, el montañés se prepara con alubias blancas en lugar de garbanzos, lo que le da una textura cremosa y un sabor inconfundible.
Tradicionalmente se cocinaba a fuego lento en puchera de barro, con ingredientes sencillos pero sabrosos: berza, chorizo, morcilla, tocino y costilla. Este guiso era el sustento principal en los días de labor y hoy sigue siendo una seña de identidad de la gastronomía de Cantabria.

Cocido montañes

El cabrito guisado, conocido por los alrederores del mesón como cabrito al estilo Chelito, también forma parte de la cocina de montaña.
Este plato, se elabora con carne tierna de cabrito guisada lentamente con cebolla, pimiento y champiñones.
La cocción prolongada logra una textura melosa y una salsa rica en matices, una receta que refleja la cocina paciente y cuidada de las zonas rurales cántabras.

Una casa con historia: Mesón San Cipriano

El Mesón San Cipriano ha ganado su reputación por respetar las recetas de siempre.
Desde sus inicios, sus fundadores apostaron por una oferta centrada en la cocina de montaña cántabra, con especial protagonismo del cocido montañés y el cabrito guisado.

El local conserva el encanto de los antiguos mesones: paredes de piedra, techos bajos, ambiente acogedor y un trato familiar que hace que cada visita se sienta como una comida en casa.

Cocido montañes

En mi visita, comencé con un cocido montañés servido en sopera, bien cargado de berza, alubias y el tradicional compango (chorizo, morcilla, tocino y costilla).
Su textura es melosa y el sabor equilibrado: grasa justa, cocción perfecta y un conjunto redondo.

Cabrito al estilo Chelito

A continuación, el Cabrito al estilo Chelito: un guiso con pimiento, cebolla y champiñones en el que la carne se deshace al toque del tenedor. La salsa, cocinada a fuego lento, concentra todos los jugos del cabrito y ofrece un sabor intenso y reconfortante. Las raciones son generosas, fieles a la tradición de los mesones cántabros.

En esta ocasión no llegué al postre, aunque son muy recomendables por su elaboración casera.
Aun así, la experiencia resultó completa: cocina honesta, atención cercana y una clara defensa de las raíces culinarias de Cantabria.

Mesón San Cipriano

Tradición viva en Mazcuerras

El Mesón San Cipriano no es solo un restaurante, sino una muestra viva de cómo la cocina cántabra ha sabido mantener su identidad sin perder calidad.
Sus platos reflejan la historia gastronómica de la montaña y convierten cada visita en un viaje a los sabores de siempre.

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