Una velada entre semana, un béndito miércoles, que nos estrecha la semana y de esas que se hacen esperar.
Patiochico se descuelga todos los meses con un acercamiento a distintos vinos de nuestra preciosa y maravillosa España, en adelante prometen adentrarse en insospechados e inóspitos lugares tanto continentales como intercontinentales para dar la mayor promoción y divulgación del mundo del líquido elemento más apreciado por todos, así que todos estaremos al acecho para poder disfrutar de una magnífica velada con buen vino y si me apuras mejor maridaje.
Comenzamos con un recibimiento fantástico con el primer vino blanco FARGA DO CORVO en la cata, uva godello tan en boga como se dispone en la actualidad, acompañado de un magnífico ibérico, que hizo las delicias preliminares auspiciar una noche de altos vuelos para todos los comensales voluntarios al magnífico e inigualable precio de 30 €/persona.
Seguidamente, mantuvimos ese gran vino con un aperitivo de bacalao al pil pil, sin más dilación, el crack de Oscar Revert, socio, maitre y sumiller de Patiochico, nos instó a ocupar nuestros lugares en la mesa para pasar a altos vuelos.
A partir de ese momento pasamos a degustar QUINTA DE COUSELO, de Rosal, una zona de la parte sur de las Rías Baixas, realmente peculiar que fue acompañada de una ensalada de bogavante, que hizo levitar al respetable, tanto por el magnífico caldo afrutado como por la factuosa ensalada que motivo un alud de parabienes de la parroquia asistente.
Aún quedaba fuelle y madera para deleitar y provocar el disfrute colectivo, surgió un FINCA VIÑOA, Ribeiro, excelente y según mi modesta opinión lo más impresionante de la noche, acompañado con un rape rebozado de la tierra de máxima categoría, que como dice mi amiga ANA, «No te fíes del que no le guste el rape» y yo le añado: «Con finca Villoa menos jejejeje «.
Para terminar tan magno evento en torno al mundo de los vinos gallegos, se tornó el asunto hacia el vino tinto FRAGA DO CORVO, con la uva mencía, quizás más destacada en vinos del Bierzo, pero que resultó ser un soplo de alegría para los amantes del vino tinto, quizás ensalzado a la enésima potencia por un magnífico plato de pimientos rellenos de pato, que tenían la magnífica singularidad y elegancia de tener el relleno posado en los maravillosos pimientos.
El fin de fiesta para los triperos como un servidor, llegó armado con una torrija caramelizada con helado de queso y frambuesa, exquisito postre para repetir ese fantástico vino tinto especial de uva mencía, por último hubo café para el que lo quiso y terminamos todos entusiasmados y agradecidos de tan magno evento.
Quede por delante que como el resto de asistentes hice abono de mis 30€ de comensal no vaya ser que se piensen que todos mis alagos viniesen precedidos de ser miembro de la patilla, filomatic o similar.
Finalmente sólo agradecer tanto a Patiochico, a su equipo y a la bodega, tan fastuoso y flamante evento, espero que no faltemos a próximos eventos, porque eventos de este porte se agradecen y se echan de menos en nuestra tierra.
Por Frank