Hemos Comido…en President uno de los restaurantes más jóvenes de esta zona de Castro Urdiales.
Si hablamos de cocina de autor en Castro Urdiales, con un comedor pequeño y bonito, perfecto para degustar cocina elaborada que aúna tradición y modernidad en la calle Ardigales nº 44 de Castro Urdiales, está claro que hablamos del President, su jefe de cocina seguro que es capaz de conseguir el disfrute gastronómico de los más exigentes.
Seleccionando siempre las mejores materias primas de la tierra y el mar, consigue llevar al President a ser uno de los locales a tener muy en cuenta dentro de la gastronomía de Cantabria, ya que confiamos que su trayectoria continúe en ascenso , un ascenso que solo se consigue continuando con el trabajo como lo viene haciendo.
De su barra decir solo que es como una proyección igual de fantástica de su cocina pero en pequeño consiguiendo pinchos con una elaboración tal que seguro que el restaurante President se convierte en uno de tus favoritos también a la hora de tomar unos vinos.
Cuando fui a hacer las fotos me di cuenta que la cámara estaba muy bien en casa guardada así no se gasta, las fotos de los móviles con la luz del local tenían un aspecto de lo más fantasmagórico. Total que decidí volver otro día, dejándolo de un día para otro terminó pasando el tiempo. El pasado viernes venía de Bilbao con la cámara en el coche y decidí parar en Castro a comer un par de pinchos y de paso sacar unas fotos al local.
Ya se hizo notar en la I Ruta del Pincho en Castro Urdiales, Manitas de cerdo deshuesadas con langostinos y natillas de foie nos llamó la atención, por lo que quedó pendiente una visita al local para conocerlo más a fondo.
Situado en la calle Ardigales, en pleno centro de una de las zonas de pinchos y vinos más concurridas de Castro.
Desde la barra en la entrada, se pueden degustar diferentes vinos de las más diversas denominaciones de origen acompañados de ricos pinchos de aspecto muy creativo y cocina de autor.
El comedor pequeño pero bastante acogedor.
Nos desplazamos hasta Castro cuatro comensales, tras las consabidas peleas optamos por el menú degustación que tiene un curioso planteamiento y a mi modo de ver las cosas muy buena idea.
El menú incluía, 6 langostinos a la plancha, 1 cigala, 1 entrante a elegir, 1 principal a elegir, postre, pan y vino crianza.
Como entrantes, decidimos compartir la ensalada de ventresca y el jamón ibérico. A mí lo del jamón en un restaurante me resulta contra natura, quien quiera jamón cortado a máquina que lo compre en la charcutería y además le va a salir mucho más barato, pero esta vez no tenía ganas de música y yo creo que ya lo piden por oírme, el jamón era bueno, un ibérico rico.
La ensalada de ventresca, con un aliño muy correcto, una presentación muy cuidada y un buen tamaño.
A continuación trajeron el marisco: langostinos a la plancha, cigala también a la plancha, muy frescos y con un perfecto punto, cosa que no gustó a todo el mundo, había más de un participe del achicharrado de los mariscos.
En el plato principal como no podía ser de otra manera juntando a cuatro chicarrones del norte nos decantamos por el solomillo. Magnífica presentación, cubierto de pimientos del piquillo y de un nido de patatas paja. La ración generosa, el punto perfecto tanto de plancha como de maduración.
De postre milhojas de crema y un postre especial a base de chocolate que combina chocolate blanco y negro con virutas de palomitas de maíz, raro pero muy rico y sorprendente
El restaurante dispone de menú degustación que fue por el que nosotros optamos, de fin de semana, de menú mariscada.
El servicio fue en todo momento correcto y muy profesional. El precio muy bueno, la pena es que el lugar este tan lejos, yo de hecho me acerco en rara ocasión a no ser en alguna de las jornadas del pincho o a ver a la madrina de mi mujer que vive allí. Hay que hacer un esfuerzo y acercarse más de vez en cuando.
Cuando pasé a hacer las fotos me decía el dueño que me pasara al día siguiente, que en ese momento había muy pocos pinchos en la barra. La verdad es que no podía al día siguiente, pero doy fe de que he visto la barra en su apogeo y aparte de diferente es de lo más exuberante.
Flavióbriga era una colonia y convento jurídico, con jurisdicción sobre nueve ciudades: Uxama, Segisamunculo, Antecuja, Deóbriga, Vindelia, Salionica, Tritium, Metallum y Viruesca.
La colonia conserva su importancia durante los siglos II y III, como lo demuestra la construcción de la muralla el año 140 y al reparación en la vía que la unía con el interior, el año 237, último del emperador Maximino, como consta en una columna en esa vía, encontrada cerca de Valmaseda, donde dice Al Emperador César Cayo Julio Vero Maximino, porque repararon y reconstruyeron los puentes caídos por su antigüedad; cuidando de ello Quinto Decio, Capitán de la Legión Augusta Gémina de los Pretorianos.
Al igual que muchos pueblos del litoral cantábrico, fue probablemente devastada por los hérulos o por los visigodos en el siglo V. Según la crónica de Hidacio, refiriéndose al año 426, cuando Teodorico I derrotó a hérulos o suevos junto al río Órbig Ad sedes propias redeuntes, Cantabriarum et Vardaliarum loca maritima crudelissme deproedatio sunt.
No se sabe si Flavióbriga desapareció en esas guerras, o más tarde, o si simplemente no desapareció. Hauberto Hispalense dice que fue reparada o reedificada por los cántabros en el año 585.
Sufrió probablemente el ataque de los normandos, que el año 846 recorrieron el Cantábrico a sangre y fuego, y no se vuelven a tener noticias históricas fidedignas hasta que en 1163, Alfonso VIII concede en Burgos el fuero de Logroño a Castro Urdiales.
Se puede visitar muy cerca del restaurante..