Vuelta a Casona del Judío en un corto período de tiempo y en este caso de celebración familiar,
lugar elejido: Casona del Judío, sabemos que no falla. Comimos con cava Juvé y Camps gran reserva, un cava de color color paja verdoso con buen desprendimiento de carbónico, con delicados aromas afrutados, franco y elegante, de paladar seco y gran finura, suave, sedoso, y a la vez complejo y rico, debido a su larga crianza en botella. Redondo y pleno con un final de boca exquisito. Perfecto para la velada, comenzamos con él desde los entrantes.
De aperitivo bienvenida nos sirvieron una cuajada de calabacín, perfecta acompañada de algo que todavía no he determinado y que me encantó, por su textura, triscante algo sililar a una diminuta miga de pan triscante.
De entrantes tomamos buñuelos cremosos de bacalao, acompañados de las pieles a modo de cortezas, los buñuelos ya los conocía de la vez anterior, y por algo repetimos, muy buenos como en otras ocasiones.
También tomamos de entrantes albóndigas de pescado, con salsa de boletus, estas me gustaron menos pues estaban muy suaves, les faltaba un poco de sabor, pero la salsa estaba ¡ncreible, debina de ser de merluza pues eran demasiado suaves para mi gusto, también incorporaban unos trocitos de gamba.
De segundo dos de los comensales tomamos arroz negro con cachón, un arroz muy en su punto y una ración generosa, podíamos haber comido los tres con dos raciones, sobró un montón, con bastante cachón y cebollino, muy bueno el arroz.
El otro tomó las alchofas a la juadia, yo ya las había probado en la ocasión anterior y me encantaron, a el otro comensal también.
Solo tomamos un postre pues estábamos muy llenos, un bizcocho de chocolate y almendras, postre muy bueno y recomendable.
El servicio como anteriormente perfecto y las instalaciones inmaculadas y nuevas. El precio por debajo de lo esperado, un precio muy competitivo.