Hemos Comido…en Corepoco en Casa Lucas, salimos de Santander un blanco en Cabezón de la Sal…hasta terminar en Correpoco.
Blanco en Gades, bar de Cabezón. Dos blancos de solera fresquitos y buenisimos más dos tapas de sopa de ajo: 1,20€. El bar estaba de bote en bote y los otros locales que ocupan una parte de la misma calle estaban en igual medida, llenitos de gente tomando el aperitivo
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Un blanquito aquí, una parada allí y así como quien no quiere la cosa llegamos a Correpoco, donde de entrada nos esperaba un blanco, como viene siendo habitual últimamente.
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Comimos en la terraza con un maravilloso día. Enseguida nos tomaron nota y nos trajeron un aperitivo de pasta de hígado de cerdo, buenísimo. A la vez nos servían ese maravilloso pan que elaboran en la panadería Lucas que comparte edificio con el restaurante propiedad de la familia. Un pan de masa madre a la antigua usanza, como debe de ser un buen pan.
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Decidimos tomar el menú especial de fin de semana, que por un precio de 19,80€ ofrece unas raciones de lo más generosas y bien preparadas. Yo tomé unas mollejas con boletus y cebolla confitada. D E L I C I O S A la ración, unas mollejas de lechazo buenísimas. acompañadas de una cebolla bien confitada sin ningún añadido de azucar y unos hongos, boletus, deliciosos. Un apetecible y sabroso conjunto de sabores, las mollejas se deshacían, la cebolla también, lo más entero el boletus. Un conjunto buenísimo, y la ración generosa.
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Mi acompañante tomó una ensalda de cecina y queso de cabra a la plancha con vinagreta de frutos secos. Generosa, como es habitual en el lugar y muy buena según su criterio.
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Continuamos con los segundos. Zancarrón de ternera acompañado de un puré de patata a la mantequilla y toque de pimienta. La carne, de la típica que se deshace en hilos, muy jugosa y de buen sabor. Otro acierto a la hora de pedir, un guiso de los auténticos.
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Mi acompañante tomó huevos con patatas y jijas. Huevos de corral, aunque solo aparezca uno fue así lo que se pidió pues ya no podía con más, pero el plato consta de dos huevos. Las jijas también buenisimas y no cargadas de pimentón, que suele ser lo habitual. Las patatas de las buenas. Un típico plato de matanza, buenísimo según mi acompañanate pero enorme y eso que le quitaron un huevo de la ración.
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Los postres de Casa Lucas son algo para lo que hay que dejar un hueco. Todo lo suelen elaborar ellos. Tomé un queso fresco con mermelada de frutos del bosque y mi acompañante una bola de helado de café, los dos a cual mejores. Acompañando a los postres un Noe Pedro Ximenez de Gonzalez Byass de color ebano, aromas de higo, ciruela, y café, sedoso al paladar. El mejor acompañamiento con cualquier postre dulce, unos de los máximos exponentes de los vinos dulces españoles y excelente fin de comida. Yo lo definiría como un vino-golosina.
Mi acompañante tomó un Castaño Dulce monastrel 2008 , color picota profundo con ribete teja, nariz muy limpia, de intensidad media, con recuerdos de fruta negra confitada y aceituna negra. Fresco y sabroso, sensaciones de ciruela en confitura e higo. Agradable final con un punto de acidez que equilibra el dulzor. Otra maravilla de vino «dulce», atípico.
Casa Lucas sigue como siempre, buena atención, buenas viandas, buenos precios y generosidad en el tamaño de las raciones.
Al final hasta nos pasó delante un rebaño de cabras acompañado de un cerdo, que al parecer se sentía cabra. Del monte venían y por la ladera bajaron hasta cruzar la carretera delante de nosotros.