Hemos Comido…en Casa Lucas Tocaba vacunación invernal, así que a Correpoco, posiblemente por que después de la vacunación lo único que no puedes hacer para bajar la comilona es precisamente eso correr.

Local fundado en 1957 por Lucas padre de los actuales dueños, fundo una pequeña taberna con un hornuco de leña. De los fogones se encargaría, un poco más tarde, Lines. Por cierto, imprescindible reservar. Estamos ante un restaurante de cocina tradicional montañesa con pequeños toques de originalidad.
El resultado de esta combinación es una variada carta. El local tiene una terraza bien instalada que da a la carretera, y si hace sol puedes tomar el vermut tranquílamente hasta la hora de comer.
Es un bar típico de pueblo. A la izquierda, una tienduca donde venden pan, pasteles y similares, tienen un horno donde hacen diferentes tipos de pan y dulces.  Pan de trigo, de centeno, de chapata o integral. En repostería, magdalenas, surtido de pastas, rosquillas de anís, los «Don Lucas» y ¡cómo no! las picayas chamarugas, dulces de hojaldre con azúcar y almendras.
Hay tres comedores, todos con chimenea, entendible por el frío invernal. Habíamos pedido fumadores así que nos colocaron en el comedor del fondo. El servicio es muy bueno, alguna que otra vez lentillos pero muy amables y con esa especie de complicidad que se da en algunos locales.
Nos sirvieron para picar un paté de lechazo, muy bueno, a la par que curioso. De primero, seis de cocido montañés, tres de entremeses, dos sopa de carne y una de alubias con venado. Una buena cantidad de cocido muy bueno de sabor y no inundado de berza que suele ser lo habitual y para mi gusto mata la alubia, un toque justo de picante y bien cargado de compaño.
Los entremeses tenían pinta de estar buenos, de hecho los espárragos eran de los cojonudos, pero yo cada vez que veo pedirlo me pongo de mala leche, es algo que no termino de entender, pero sobre gustos ya se sabe no hay nada escrito.
La sopa según los comensales muy rica, con bien de fideos, muy caliente y de fuerte sabor, los soperos la alabaron.
Y uno que se decidió por las alubias de venado según el impresionantes. Tras acabar los primeros, más de uno empezó a flaquear y ya estaban a reventar.
Los segundos dos de truchas con beicon acompañadas de una ensalada, dos parientas con ganas de pescado, les gusto bastante, a mí en concreto es un pescado que no me sabe a nada.
Cuatro de chuletillas de cordero con guarnición de patatas y pimiento no quedaron ni los huesos, pues fueron a parar al perro.
Tres entrecot al punto de buen tamaño, buena calidad de carne y madurados, con las consabidas patatas y pimientos, las patatas de las de siempre.
Tres estofados de jabalí, entre ellos yo buenísimos tanto por la cantidad, alguno no llego a terminarlo como por el sabor, muy jugoso y acompañado de unas buenas patatas fritas bañadas en abundante salsa, una delicia.
Y un lechazo al horno de leña, con muy buena pinta y ración contundente de tamaño, parece ser que muy bien hecho, nada de estar cocinado con prisas.
De postres compartimos un mix, que nos recomendó el camarero compuesto por, helado de higos, helado de yogurt, flan de café, tarta de queso, tarta de limón, tarta de pan, y torrija con orujo. Todos a cual mejores. El lugar nos lo habían recomendado, y con muy buen acierto. El precio dentro de los esperado. Volvemos a vacunarnos seguro.
Especialidades:
Foie de Pato «el nuestro».
Cocido Montañés.
Alubias con Venado.
Lechazo al horno de leña.
Carpaccio de Venado.
Pastel de Jabalí.
Corzo al horno con verduritas.
Pescado del día (San Vicente).
Platos de temporada. (Setas de Primavera, Truchas del Saja,…).
Helados y postres caseros (helado de higos).
Tarta de queso al horno.
Cuajada con miel de la zona.
Creps rellenos con crema de chocolate.

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